Y aunque al principio era un barrio donde vivían únicamente colombianos, dada la migración de venezolanos al país, muchos decidieron instalarse allí, por el recuerdo nostálgico que aún los unía con su patria.
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El barrio cuenta con variados problemas de servicios públicos, sus calles son de tierra y no se ve presencia del Estado ni del gobierno local, además es inseguro por la delincuencia común y expendio de drogas.
“Acá los taxistas, los conductores de aplicaciones y los domiciliarios saben que si entran después de las 8 de la noche es mejor que se preparen para salir sin su vehículo”, aseguró un habitante del sector a El Tiempo. “Este en un sector crítico en nuestra jurisdicción por la cantidad de extranjeros y a que esto es prácticamente un barrio de invasión. En ocasiones, en medio de operativos, nos han recibido con disparos desde las terrazas”, señaló en aquel momento el subcomandante de policía de Engativá, el mayor Miller Rojas.
Su fundación
Al principio fue fundado por seguidores del político venezolano, quienes durante su enfermedad, incluso, hicieron vigilias para pedir por su salud, ya ha pasado el tiempo y poco a poco ha ido perdiendo su denominación.
Después del fracaso de la política chavista en Venezuela, dejaron atrás el nombre del expresidente, y es conocido por sus pobladores como Unir II.
El abogado Mariano Porras fue el fundador del barrio Hugo Chávez, es presidente de una fundación Bolivariana en Bogotá.
Aún sigue los ideales del líder venezolano, y su deseo de protección a las familias colombianas que no cuentan con un techo.
‘Chávez se preocupó mucho por la familia, al preocuparse por la familia, lo primero es la casa’, aseguró el abogado, quien tomó su nombre por los proyectos de vivienda que realizó el expresidente en Venezuela.
Aseguran que fue una larga batalla con el Estado para obtener el terreno de manera legal, pues las constructoras tenían pensado para ese lugar un gran proyecto de viviendas de torres de apartamentos, dejando desprotegidos a los más humildes y hasta apenas hace unos años empezaron la ‘legalización’ de los terrenos.
El barrio sigue allí, con sus profundos problemas sociales, es habitado por una gran población venezolana. Para algunos es novedoso su nombre, pues, desconocían por completo que el barrio se llamaba así y su historia.
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