Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Ago 18, 2023 - 4:38 pm
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Cada vez que ocurre un sismo en Colombia, circula en redes sociales una larga cadena de noticias falsas. Algunas de las más frecuentes tienen que ver con la posibilidad de que ocurra un evento de una gran magnitud o de que un sismo, como trinó la Representante a la Cámara Mafe Carrascal, tenga una asociación con el cambio climático.

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Pero lo cierto es que ni la Tierra está enviándonos señales ante nuestra dificultad para disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, ni sabremos cuándo volverá a presentarse un sismo. Mucho menos, es posible predecir su magnitud. Tampoco, como suele circular en WhatsApp, es preciso decir que está “temblando” más que antes.

Para que no se llene de pánico y para entender mejor por qué hay tener cuidado con este tipo de información, conversamos con el geólogo Julio Fierro, director del Servicio Geológico Colombiano (SGC).

¿Por qué es tan difícil predecir un sismo?

Porque el sismo se genera por una acumulación de energía a profundidades muy grandes en el subsuelo que no podemos controlar; no podemos saber en qué lugar de unas fracturas que hay en la corteza se puede estar acumulando esa energía. Eso no lo podemos diagnosticar porque está en el subsuelo y porque tendríamos decenas de miles de kilómetros cuadrados por revisar. Esa es la razón por la cual ni siquiera países con tecnologías avanzadas y en donde los sismos son importantísimos como Japón lo pueden hacer. Es muy difícil para el ser humano estar haciendo un monitoreo del subsuelo que permita saber en dónde hay una acumulación de energía cuando las fallas geológicas pueden tener decenas o incluso hace centenas de kilómetros de largas y, a veces, kilómetros de profundidad.

¿Cómo funciona esa red de monitoreo aquí en Colombia?

Nosotros monitoreamos 24 horas, siete días a la semana la actividad sísmica del país a través de la Red Sismológica Nacional de Colombia, que está compuesta por 159 estaciones transmitiendo en tiempo real. Están ubicadas a lo largo del país, para mantener informada a la población y a las autoridades encargadas de gestionar el riesgo y mitigar los impactos de estos eventos. Además, la ocurrencia de estos eventos sísmicos se divulga a través de nuestra página web y nuestras redes sociales.

Entonces tenemos la posibilidad de que esas estaciones que realmente son sensores de vibración puedan detectar el sismo. Acá en Bogotá tenemos el centro de la red, aquí llega toda esa información de estaciones ubicadas en todo el país. Por supuesto, si tenemos una estación en Guajira o en Villavicencio vamos a captar el sismo unos segundos después. Al final, tenemos un consolidado de una información de todo el país y con eso se genera un primer reporte, que es un reporte automático. Y luego ya los ingenieros y los geólogos que están trabajando todo el tiempo, 24-7 en esa red ,hacen un chequeo y ven que no haya ningún problema, que no haya ninguna información que no corresponda. Después, se saca un segundo reporte que ya tiene esa revisión. Eso es lo que se pone en la Red Sismológica Nacional de Colombia. Cualquier colombiano puede inscribirse para que le lleguen esos reportes de sismicidad.

Cada vez que ocurre uno de estos eventos las redes sociales se llenan de mitos. Vale la pena volver a aclararlos. El primero: está temblando más que antes. ¿Falso o cierto?

“No, no está temblando más que antes. Tenemos por un lado cada vez más estaciones, es decir, sensores, para detectar los sismos. Tenemos, además, como sociedad una mayor interacción ahora. Entonces si un sismo se siente en la Guajira y no se siente aquí, pues en las redes se sabe que está temblando en la Guajira y eso también puede generar una información que cada quien puede procesar de una manera diferente. Por eso, a veces dicen que está temblando en determinado punto, pero no lo sienten. Y, por otro lado, también tenemos mayor interacción informativa”.

En el Twitter de una popular emisora publicaron un trino, después de entrevistarlo a usted, que decía: “podemos asegurar que en Bogotá se va a presentar un fuerte terremoto, pero no podemos decir cuándo se daría”. Hubo personas que se empezaron a alarmar, pero parece una frase sacada de contexto. ¿Nos podría explicarla mejor para entender mejor qué se refería?

Sí, y voy a comenzar proponiendo una analogía. En California se sabe que va a suceder un sismo muy fuerte que tiene un nombre inclus: The Big One. Se sabe que va a suceder porque hay una historia y porque esa historia está registrada y porque está en la memoria de los californianos el hecho de que han sucedido sismos destructivos. ¿Cuándo va a suceder? No se sabe. Hay un monitoreo para poder dar el aviso, pero no podemos predecir las cosas. No se trata de generar alarmismo, sino se trata de recuperar una memoria que está perdida. Bogotá, entonces, ha tenido fuertes afectaciones por sismos en su historia.

De hecho, el sismo de 1785 da lugar al nacimiento del periodismo en Colombia porque fue tan fuerte que se generó algo que se llamó las “Notas del terremoto”.

Entonces, Bogotá tiene una historia sísmica que habla de esa ocurrencia de eventos fuertes y recuperar la memoria no es para que la gente esté en una zozobra continua, sino para que seamos muy rigurosos con la aplicación de las normas de sismoresistencia y en lugares adyacentes a los Andes del país, como Yopal, tengamos simulacros más frecuentes que nos entrenan para saber qué hacer en uno de estos eventos.

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“En conclusión, no se trata de decir va a suceder un sismo y que la ciudad va a ser destruida. No. Puede suceder en término de siglos o años, no lo sabemos. El punto importante es que tenemos que estar preparados. Es decir, es mejor saberlo y que nosotros, como geoscientíficos, les comuniquemos que estamos en una zona sísmicamente activa, donde el pasado nos indica que puede haber un sismo fuerte y debemos estar preparados. De alguna manera, estos sismos son también recordatorios de eso. Yo espero que se construya una memoria y una cultura de lo que implica vivir en una zona sísmicamente activa”, dijo el director. 

Esa cultura ya está súper establecida en otros lugares del mundo como México o Chile, para hablar de contextos latinoamericanos, o Japón, para hablar de contextos más globales.

¿Qué tan “juiciosos” hemos sido en Colombia cumpliendo esas normas de sismorresistencia?

Es difícil responer porque no hemos tenido todavía, afortunadamente, un evento que pruebe que esas normas se cumplen con mucha rigurosidad. Pero sí tenemos, por ahora, una buena tasa de optimismo porque ante estos sismos que hemos sentido, en Bogotá no ha habido ningún colapso. Estoy hablando del sismo del 24 de mayo de 2008, que tuvo epicentro ahí en Quetame, El Calvario; o el sismo del 2015, que tuvo epicentro cercano a Río Negro, Santander, o de los sismos que hemos sentido últimamente, en marzo de este año. Ante esa energía no hemos tenido colapsos; no hemos tenido un evento extremo que pruebe nuestras edificaciones. Por ahora vemos con tranquilidad que las construcciones aguantan aquí en Bogotá los sismos a los que se han sometido desde 1984, que tenemos las normas de sismo resistencia.

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Entonces, no hay una posibilidad de decir “ante una eventual solicitación mayor”, como se llama técnicamente esa carga que se le impone a las edificaciones, éstas, en general, han cumplido. No tenemos reportes en Bogotá de daños estructurales. Los daños estructurales han estado particularmente en el municipio de El Calvario, pero probablemente sean viviendas antiguas o viviendas que no se construyeron con esas normas.

Así que somos optimistas y esperamos que si algún día son solicitadas esas estructuras, pues hayamos cumplido con las normas de sismo resistencia.

La Representante a la Cámara Mafe Carrascal, publicó un par de trinos en los que insiste que hay un vínculo entre el cambio climático y los sismos. ¿Nos ayuda a entender por qué es una asociación equivocada?

No sé en qué se base ella, pero de la información que nosotros tenemos, pues el cambio climático sí afecta a otro tipo de eventos, como los movimientos en masa y las avenidas torrenciales, porque se exacerban los extremos de lluvia y de sequía, y eso puede generar unas cargas en los suelos y en las rocas que están en superficie. Pero pues que haya una relación entre lo que ocurre aquí en superficie con lo que ocurre a 20 kilómetros o más de profundidad es muy poco probable. Yo no conozco ningún estudio que vincule el cambio climático con los sismos, así que desde el Servicio Geológico Colombiano podemos decir que eso no es cierto.

Otra confusión que tienen muchas personas tienen que ver con las réplicas de los sismos. En este momento ha habido, del sismo de ayer, más de 90 réplicas. ¿Cómo las puede entender la gente para no entrar en pánico?

La corteza terrestre y en la zona de cordilleras es mucho más fuerte, más marcado, está compuesta por un montón de pedazos de bloques rugosos de diversos tamaños, en general gigantescos, que se pueden desplazar unos con respecto a otros. Entonces, a lo largo de esas fracturas que tienen asperezas, que son rugosas, pues a veces se quedan enganchadas las placas. En algún momento el movimiento lleva a que finalmente se desenganchen. Eso es lo que genera la liberación de energía. Ahí, la fractura puede romperse un poco más, que es lo que estamos viendo con las réplicas de este sismo de El Calvario. Entonces, cuando se rompe en una parte, se desengancha y rompe en esa misma fractura, se libera energía y se genera un desencadenamiento de procesos a lo largo de esos planos de falla. Eso explica por qué tenemos réplicas.

Al continuar se generan más de estas liberaciones de energía. En este mapa se ve muy bien que no es que haya habido sismos por todos lados, sino que están relativamente bien alineados.

Es decir, no hay que alarmarse cuando se presentan muchas réplicas, como en este caso.

No, suele ser el patrón común que se sigan presentando réplicas desde aproximadamente las, como desde las 12:35 p. m. de ayer, las réplicas ya nunca superaron magnitud de 3, con dos excepciones: la de las 8:15 p.m., que fue de la noche de ayer, que tuvo una magnitud de 5,1, y la de hoy a la madrugada, que creo, fue las 4:32 a. m., de 3,2 en San Juanito (Meta). Pero, salvos esas dos, las otras 90 y pico han sido imperceptibles para los humanos.

¿Hay algunos territorios en Colombia tienen mayor probabilidad de sismicidad que otros?

Sí, tenemos zonas donde hay más sismicidad. Bucaramanga tiene un nido sísmico; allá los sismos son casi diarios, pero son profundos. Entonces, cuando los sismos son muy profundos, en esa zona están como entre 125 y 150 kilómetros de profundidad. Los de ayer fueron tuvieron 20 kilómetros de profundidad. Entonces, allí hay una frecuencia muy alta, pero no todos se sienten en la superficie.

Tenemos otras zonas como el Alto Magdalena, donde hay una falla geológica: la falla de Algeciras. Esa falla viene desde Ecuador, va por los lados del Sibundoy, cerca de Mocoa, pasa cerca de Neiva y llega al sur del páramo de Sumapaz. Es una falla grande y activa. También tenemos la falla de Bucaramanga-Santa Marta, que pasa por Bucaramanga y forma la cara occidental de la Sierra Nevada de Santa Marta. Esa falla también es una falla activa.

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Y está el borde llanero: todo el límite de la cordillera entre las llanuras amazónicas y las orinocences es una zona de sismicidad activa. Con esa se relacionan los sismos que hemos tenido en estos días. El Pacífico también es una zona sísmicamente activa. Así que si estamos en la zona andina, en muchos lugares tenemos actividad sísmica que se manifiesta de vez en cuando. Tenemos un mapa de amenaza sísmica que muestra dónde está la probabilidad mayor de que ocurran sismos. Lo que está en rojo muestra mayor probabilidad; el amarillo muestra una probabilidad intermedia, y los colores verdes indican una probabilidad baja.

¿Hay algún otro mito que valga la pena aclarar?

Sí. No se pueden hacer predicciones de sismos destructivos ni de sumagnitud. No podemos hacerlo desde perspectivas científicas. Si hay otras perspectivas que no son científicas, pues por supuesto son respetables, pero tienen que ver con la fe. En términos de ciencia, no hay la posibilidad de predicción, y mucho menos con semejantes detalles, como vi por ahí en una noticia falsa de un sismo de magnitud 16 que iba a ocurrir. Esas cosas son completamente falsas.

“Bueno, y aprovecho para desmontar otro mito súper común: que el cerro de Monserrate, aquí en Bogotá, es un volcán. Es un mito absoluto. Nosotros no tenemos volcanes cerca”, finalizó el director.

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