Muñoz Cepeda se suma a la lista de opinadores que han manifestado sus inquietudes a lo largo de esta semana por lo que pasa con el megaproyecto hidroeléctrico, y pone en el centro de sus observaciones al expresidente Uribe por lo que escribió en Twitter el martes pasado, cuando se hizo el anuncio de que se cerraría anticipadamente la segunda compuerta de la casa de máquinas y se reduciría el caudal del río.

“Apenas unas horas después, se comenzaron a notar las dramáticas consecuencias […], ante la mirada sorprendida de los críticos de escritorio, la incertidumbre de los miles de habitantes cuyas vidas dependen del río, las confusas explicaciones de las autoridades ambientales, el silencio del gobierno y los fervientes rezos a la Virgen promovidos por la pasión mística del senador Álvaro Uribe”, escribe Muñoz Cepeda en el diario barranquillero.

Para este columnista, algunas de las declaraciones de Jorge Londoño, gerente de Empresas Públicas de Medellín (EPM) “ponen de presente la magnitud de errores que pudieron cometerse en la planificación, el diseño, la construcción y el manejo de las crisis de esta megaobra de ingeniería, cuyo destino se le ha encomendado a los buenos oficios de la madre de Cristo”.

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E insiste en que, 72 horas después del cierre de la compuerta, “no sabemos qué va a pasar, si se van a seguir muriendo 50 mil peces diarios, si cada día habrá un nuevo grupo de personas al borde de una crisis humanitaria, si alguien será capaz de calcular los millones de dólares en pérdidas económicas que causará la emergencia, si el presidente [Duque] hablará algún día del tema, si la Virgen hará algún milagro”.

Otro columnista que aterriza la crisis en el plano de lo humano y no de lo divino es Ossiel Villada, que, en El País, de Cali, escribe: “La tragedia ambiental que vive hoy nuestro amado río Cauca, aguas abajo de la nueva represa de Hidroituango, es por encima de todo el reflejo de la arrogancia del hombre, de esa venenosa suficiencia que se ha apoderado de él en la era reciente y que parece reproducirse sin control en tierras como la nuestra”.

“Creo que, en la historia contemporánea de Colombia, es difícil encontrar un cuadro que refleje mejor la patética estupidez que nos habita”, asegura Villada y hace tres preguntas que apuntan también a lo que plantea Muñoz Cepeda en El Heraldo: “¿Han visto las patéticas explicaciones de los señores de EPM sobre la crisis? ¿Han notado la patética impavidez del Gobierno Nacional para actuar ante la misma? ¿Han oído las patéticas respuestas de la famosa Anla sobre cómo llegamos a este terrible escenario?”.

Ramiro Velásquez Gómez, en El Colombiano, también aparta el tema de Hidroituango de la perspectiva religiosa y destaca que “las hidroeléctricas, en particular las grandes, están cuestionadas en el mundo. Estudios recientes muy serios lo demuestran. Así hubiera funcionado bien, de todas formas afectaba la vida en su radio de influencia. Otras investigaciones (como la de la Universidad de Antioquia) lo sugieren”.

“Pero acá es común que el gobernante desacredite lo que dice la ciencia y hasta lo ponga en ridículo. Más si hay dinero de por medio. E Hidroituango no solo generará (¿ía?) energía sino billete”, agrega, y remata con una fuerte crítica: “Y mejor no hablar del amor del paisa por el dinero”.