Además, los habitantes de la zona residencial, ubicada en el occidente de la capital santandereana, pidieron a la Secretaría de Salud de la ciudad que adelante pruebas médicas para determinar si hay más personas contagiadas por el virus.
La petición surge porque varios de los vecinos del sector conocían y estuvieron en contacto con el hombre que falleció por contagio de COVID-19 en el parque Romero el pasado viernes 17 de abril.
Se trata de un vendedor de flores que trabajaba cerca del Cementerio Central.
Sonia Ortega, habitante de la zona, le dijo a Blu Radio que conocía al fallecido de toda la vida, al tiempo que habló del temor que sienten por la propagación del virus.
“Estamos en pánico porque él anduvo por toda esta cuadra […] él iba a las tiendas, [en contacto] con las personas que estaban a su alrededor”.
Ortega le contó a la emisora que hay varias personas con preexistencias que pueden estar en riesgo por el virus. Mencionó a una persona con trombosis y a una señora enferma del corazón. “El barrio estaba en pánico cuando conocimos la noticia”, reiteró.
La cadena radial, citando a miembros (que no identificó) de la comunidad, dijo que, hasta el momento, “la Secretaría de Salud no ha ido al barrio, y la Empresa de Aseo de Bucaramanga tampoco se ha acercado para realizar una limpieza de las calles, paredes y andenes”.
Por otro lado, Teresa Rodríguez, amiga del fallecido, contó que debido a su oficio, él tenía contacto con varias personas en las calles”, motivo que hace crecer el temor.
No obstante, las autoridades ya activaron el cerco epidemiológico después de la muerte del vendedor de flores, según Vanguardia.
Además, el medio regional recordó que quienes estuvieron en contacto con él deben informar a los organismos de salud.
Javier Villamizar, secretario de Salud de Santander, citado por el rotativo, dijo que “si al confirmarse el caso el paciente está vivo, él mismo explica con quiénes y en dónde estuvo. En caso de que sea un fallecido, se hace el cerco con la familia”.
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