Agua estancada, brotes de maleza y hierros oxidados son el panorama de la edificación de las bodegas de Única, que el 28 de noviembre del 2001, después de 70 años haciendo historia en el mercado, cerró sus puertas. Fue la primera empresa colombiana en hacer exportaciones de telas a Estados Unidos y, en sus mejores momentos, llegó a tener 1.700 empleados.

La edificación está deteriorada de los pies a la cabeza. Los pisos, en madera, tienen rotos y tablas levantadas. Hay paredes que se mueven cuando alguien se recuesta. En los cielorrasos, algunos desprendidos, reina la humedad y otros supersticiosos que pasan por el lugar aseguran escuchar ruidos extraños.

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Hoy en día, de todo el ruido que reinaba en el área por los telares e hilanderías, allí donde la industria textil fue durante años una de las más importantes de la historia colombiana, sólo queda un edificio blanco lleno de humedad y barrotes, que ha dado paso a la naturaleza que se entretiene devorando la estructura abandonada, que parece va a ceder en cualquier momento.

Juan Gabriel Hurtado, arquitecto, magíster en hábitat y profesor asociado de la Universidad Nacional sede Manizales, explicó que, al hacer una inspección visual externa en la edificación, es posible detallar que hay una ausencia total de procesos de mantenimiento, no hay vidrio ni cerraduras, hay empozamiento de agua en las cubiertas, pérdida de tejas y vidrios en los lucernarios. Dice que la estructura está deteriorada totalmente y esto se extiende al espacio público, por ende se puede suponer que hay un alto nivel de deterioro en el interior, un grado de debilitamiento en los materiales y humedad en niveles excesivos para la edificación y que todo esto puede derivar en un debilitamiento general de la edificación.

Así como de inhóspito se ve el panorama de las bodegas abandonadas, también se ve desolado el futuro de esta zona, que varias veces han pensado en demoler para dar paso a proyectos de apartamentos y zonas comerciales, pero que a causa de varios inconvenientes se ha visto detenido.

En el 2006 se trazó el proyecto Telar-Única, de la firma Contexto Urbano, que pretendía construir 380 apartamentos y una zona comercial. No progresó por una inestabilidad económica para financiarlo.

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El 21 de agosto de 2014, en una actividad de integrantes de la Banda de la Policía Cívica Juvenil, quedó en evidencia el mal estado de las bodegas abandonadas. Tres menores, entre ellos dos niñas de 13 y 17 años, y un niño de 14 años, cayeron de una altura de 10 metros después de que se subieron a un techo y este se desfondó.

En ese entonces, compañeros de las dos niñas y el joven afectados le contaron a este medio que ellos estaban sentados en un lugar de la bodega y que la brigadier encargada de dirigir a los pequeños, se paró, dio dos pasos y el piso se abrió. La niña de 17 años murió.

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En el 2022 la situación es igual. Las bodegas continúan abandonadas y en mal estado. Nadie sabe qué estructura o edificación reemplazará las instalaciones en las que se encuentra ahora la fábrica abandonada. De lo que la gente está segura es que al caminar por allí seguirá siendo una fuente de atracción para aquellos que pasan por el sitio y le dan un vistazo a las instalaciones, ahora devoradas por la madre naturaleza. La Unidad de Gestión de Riesgo informó que este es un predio privado y al ser de particulares no se puede intervenir porque son de personas naturales que tienen una licencia.