Espinosa, que también es columnista en el diario El Espectador y periodista de RCN Radio, señaló que el decreto que permite a la policía la incautación de cualquier cantidad de droga a quienes la consuman en espacios públicos, se trata de una jugada política y no solo de un acto jurídico.

Esto porque, según el periodista, Duque no solo está cumpliendo las promesas de campaña sino que anda en búsqueda de “aplausos desde la tribuna y puntos en las próximas encuestas de popularidad”, a raíz de las recientes encuestas que no arrojan buenos índices de aprobación en su primer mes como mandatario.

Espinosa dedica el espacio en el New York Times en español, titulado ‘La dosis mínima de Iván Duque’ para desmenuzar una serie de argumentos que demostrarían que la medida del Presidente no funcionará, al menos, para combatir a los grandes clanes dueños del negocio del narcotráfico y tampoco para reducir el consumo de sustancias ilegales.

Pero hay una parte en que Espinosa pasa de la crítica a lo propositivo, y sugiere que el Gobierno debería trabajar en una legislación que despenalice toda la cadena, como sucedió en el país suramericano.

“El desafío, como hizo Uruguay con la legalización de producción —a cargo del propio Estado— y la venta de marihuana recreativa, es evaluar cómo despenalizar la cadena completa para arrebatar el negocio de las manos de los grupos criminales”, afirmó Espinosa, que cree se trataría de un cambio de enfoque en la manera como se combate el flagelo del narcotráfico.

Lo anterior, dice el periodista, contribuiría a superar el tabú que representa el consumo recreativo. “Y es que para el gobierno colombiano solo existen dos figuras: adictos y traficantes; no consumidores recreativos, que ni tienen problemas de adicción ni son mafiosos”, expresó el periodista, que no niega que el consumo de droga en el país se ha incrementado desde hace una década.

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Aunque la columna de Espinosa está cargada de datos que dejan entrever la ineficacia del decreto del Gobierno, reafirma la idea de que la conducta punitiva será la única estrategia del Estado para combatir el narcotráfico, algo que todavía no puede comprobarse porque Duque apenas lleva un mes en el cargo. Es decir, el decreto que confisca cualquier dosis de droga en la calle no es la única herramienta para atacar otros frentes.

“La incautación de toneladas de cocaína y la detección de las cuentas bancarias de los mafiosos o empresarios que lavan su dinero es un golpe más certero al narcotráfico que retroceder veinticuatro años y prohibir, de manera fallida, la dosis personal”, escribe el periodista.

Dos días antes de la publicación de la columna en el NYT, Miguel Bettin, director de FundaCreSer y de la revista científica Quicio, opinó en el programa Hora 20 de Caracol Radio que el decreto de Duque es el inicio para combatir una enorme permisividad que tiene inundado de droga los entornos escolares y universitarios.

Bettin, que destacó que la población que más consume droga en Colombia se sitúa entre los 12 y 24 años, dijo que la medida “tiene una muy buena intención” pero que debe estar acompañada de una política integral, de lo contrario no tendrá ningún impacto positivo.

Asimismo, considera que no se puede seguir extrapolando modelos preventivos como el holandés o el portugués “porque no caben el modelo colombiano”; un modelo que según él tiene una distribución de la droga muy distinta a la de hace años donde se concentraba en ollas o en grandes expendios.