Se trató de un avión con 209 colombianos ilegales que estaban en El Paso, Texas, esperando a que las autoridades estadounidenses resolvieran su situación luego de cruzar la frontera hacia ese ese país.

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A estas personas las encerraron en un presunto albergue del que no las dejaban salir, por lo que parecía más un reclusorio. Además, por más de 10 nos las dejaron bañar, les quitaron sus equipajes y no se los devolvieron, les dieron comida en mal estado y a punta de engaños las devolvieron a Colombia, relataron varios de ellos a Blu Radio.

A los colombianos se les dijo que iban a ser llevados a otro lugar de Estados Unidos para continuar con su proceso de admisión, pero en realidad fueron esposados y encadenados para ser devueltos en vuelo directo hacia el aeropuerto El Dorado de Bogotá.

Sin embargo, antes de descender de la aeronave los desamarraron, comentaron varios de ellos, que se sintieron tratados como delincuentes.

Lo particular es que este es el inicio de una política de devolución de ciudadanos indocumentados que hará el gobierno de Joe Biden con miles de colombianos, según se avisó.

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La mujer en cuestión entregó su testimonio a Blu Radio junto a más afectados por la penosa situación, pues apenas llegaron a la capital de la República, varios fueron llevados a un hotel-albergue, mientras que la gran mayoría optó por ir a sus lugares de origen.

“Las personas que se quieran ir, no lo hagan; esa gente es muy mala”, apuntó en principio.

Y añadió: “Nos trataron como si fuéramos unos animales, incluso a niños menores les pegaron y nos ponían a aguantar hambre”.

A su vez, Dora Rivas, otra de las devueltas, ratificó las humillaciones y agresiones: “A mi nieto de 6 años también lo golpearon, nos trataron horriblemente, a todo el mundo lo golpearon. Nos esposaron el cuello, los pies y las manos como si fuéramos gente mala”.

Finalmente, otra persona apuntó que las autoridades norteamericanas no solo arrebataron sus anhelos, sino que robaron sus pertenencias: “Venimos sin nada, con una mano adelante y otra atrás. Necesitamos ropa y zapatos para podernos movilizar. Yo vivo en el Tolima, no tengo nada porque con el sueño de ir a luchar lo acabamos”.

“Nos traían como perros, amarrados de manos y pies”, finalizó otra de las deportadas.

Paralelamente, Colombia continúa pidiendo a través de Luis Gilberto Murillo, embajador en Washington, que no se exija más la visa para ingresar a ese país.