En el papel, Luz Marina acogía a los hijos de las trabajadoras sexuales del sector de Santa Fe (centro de Bogotá) para brindarles comida, cuidados y techo, pero en la realidad habría sacado provecho de los menores para “recibir altas sumas de dinero y donaciones en especie”, según la Fiscalía.

Después de un año de investigaciones, el ente acusador capturó en Boyacá a la mujer y a su esposo, Omar Javier Pacheco Arismendi, porque evidenció que los pequeños eran cuidados en condiciones deplorables, pese a que recibía ayudas de colombianos y del exterior para sostenerlos.

“12 niños fueron encontrados escondidos en canecas, debajo de las camas, en otros apartamentos con vecinos”, confirmó a Noticias Caracol la directora del ICBF regional Bogotá, Diana Arboleda.

Luz Marina era la cabeza de la organización. Era considerada por la prostitutas de la zona de tolerancia, por la sociedad y los mismo medios de comunicación como el ‘ángel protector de los niños’.

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No obstante, la acusada convencía a las madres de que le pagaran por cuidar a sus hijos mientras ellas trabajaban, pero cuando estaba a cargo de los pequeños “explotaba su imagen vulnerable para fomentar la solidaridad y recibir donaciones”, aseveró Mario Gómez, fiscal delegado para la infancia y adolescencia.

De acuerdo con la Fiscalía, esto era lo que Luz Marina hacía con las ayudas:

  • El dinero que benefactores, nacionales e internacionales, entregaban a la fundación era utilizado para cubrir sus necesidades exclusivas y personales.
  • Bienes donados, como muebles y electrodomésticos, habrían sido vendidos para obtener el dinero en efectivo.
  • Mercados que entregaban los ciudadanos para mejorar la alimentación de los menores, presuntamente, los utilizaba para preparar los almuerzos que vendía en un restaurante de su propiedad.

Por otra parte, 10 niños de la supuesta fundación fueron encargados a extraños por meses y hasta años, sin ninguna supervisión ni control. “Uno de ellos está extraviado y se desconoce su paradero”, añade la investigación.

Testigos afirman que la mujer retenía a los niños cuando las prostitutas no podían pagar por su cuidado, pese a que la figura utilizada para acoger a los menores era la de fundación sin ánimo de lucro.

Además, Luz Marina, según la autoridad, estaba encargada del cuidado de la niña de 3 años que, en abril, fue abandonada con golpes y tierra en la boca en el hospital Santa Clara.

Pero los alcances de la indiciada también llegaron a la explotación de una venezolana a la que supuestamente sometía a jornadas de más de 20 horas diarias para que cuidara a 30 niños por un pago de 11.000 pesos.

La mujer fue enviada a la cárcel por los delitos de trata de personas agravada, usurpación de funciones (por suplantar la identidad del ICBF en la utilización de un ‘Plan padrino’) y tráfico de estupefacientes.

Cabe mencionar que varios medios hicieron entrevistas y crónicas a Luz Marina para resaltar su supuesta labor humanitaria, que solo era una fachada. Eso se evidencia en las siguientes capturas de publicaciones de El Tiempo, Caracol Radio y Kién y Ké:

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