Han pasado 20 años desde el fatídico jueves 2 de mayo de 2002 cuando un cilindro bomba lanzado por hombres del Frente 58 de las Farc contra la Iglesia de Bojayá mató a un centenar de civiles y dejó heridos a otro centenar más, en una de las peores tragedias ocurridas en el marco del conflicto armado en Colombia.

En el marco de la conmemoración de los 20 años de esta tragedia, el Sistema Integral para la Paz, la Iglesia de Chocó, la Oficina en Colombia de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos y la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento, Codhes, se unieron para acompañar a las víctimas y a las comunidades afrodescendientes e indígenas que hoy siguen enfrentando la violencia y el sufrimiento provocado por el conflicto armado.

Para este lunes 2 de mayo el Comité por los Derechos de las Víctimas de Bojayá, junto a autoridades étnico territoriales organizan un homenaje a las personas que perdieron la vida y un conversatorio para debatir y exponer la situación de derechos humanos en el territorio ante las denuncias de homicidios, amenazas de muerte, ataques, reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes, desplazamientos forzados, confinamientos, restricciones a la movilidad y desapariciones forzadas, entre otras violaciones.

(Vea también: Autoridades dan parte de victoria por baja de 6 “presuntos” disidentes Farc en Arauca)

Entre los eventos previstos para este lunes se tiene contemplada una peregrinación desde Bellavista Nuevo hasta el lugar exacto de la tragedia donde explotó el cilindro lanzado por las Farc al grupo de civiles no combatientes que se refugiaban en la iglesia, y que mató a más de 102 personas, muchas de ellas mujeres y niños.

Así mismo, en la mañana se tiene prevista una eucaristía que será dirigida por Monseñor Darío de Jesús Monsalve Mejía, arzobispo de Cali.​

Bojayá, entre el dolor y la zozobra de una nueva tragedia

Dicen que el tiempo lo cura todo, pero en Bojayá este adagio no se apega a la realidad, porque aún se siente el dolor y la angustia por lo ocurrido la mañana de aquel 2 de mayo de 2002; una agustia que no cesa porque dos décadas después de una de las peores masacres en la historia de Colombia, esta población ribereña del Atrato todavía vive bajo el asedio de los violentos.

Si bien ya no se libra una guerra cruenta entre la guerrilla de las Farc y los paramilitares del Bloque Elmer Cárdenas como hace 20 años; los constantes enfrentamientos entre el Eln y los grupos de narcotraficantes en la zona que se disputan el el control territorial avivan la angustia y la zozobra en la población.

Lee También

Sobre este panorama complejo en materia de seguridad y derechos humanos, las instituciones y organizaciones que brindan acompañamiento y apoyo a las víctimas y a las comunidades urgieron por la protección de la vida de los habitantes de esta zona a través de: la presencia integral del Estado, la reparación colectiva, la plena implementación del Acuerdo de Paz –en particular el capítulo étnico-; la garantía de los derechos económicos, sociales y culturales de la población; la búsqueda de las personas desaparecidas en razón del conflicto armado, así como por hechos posteriores a la firma del Acuerdo de Paz; y el desmantelamiento de los grupos armados no estatales.

Finalmente, quienes suscribimos este comunicado, expresamos nuestra solidaridad a las víctimas de la violencia en el Chocó y nos comprometemos a seguir trabajando en el territorio para que cese la violencia y se proteja la vida.