Los bogotanos siguen desesperados por la inseguridad que se vive en todos los barrios. Los robos, atracos con armas y fleteos no solo se convirtieron en el pan de cada día, sino que también se han trasladado a espacios como restaurantes, centros comerciales y transporte público.
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Justamente, los buses del SITP y de Transmilenio se convirtieron en el blanco de los delincuentes para hurtar celulares bajo la modalidad de chalequeo y de atraco a mano armada. De hecho, un joven fue asesinado en días pasados en el sur de la ciudad cuando tres criminales lo apuñalaron por quitarle su teléfono dentro de un articulado.
A través de la emisora Tropicana, una madre contó la angustia que ha tenido que vivir durante lo que va corrido del año por cuenta de los asaltos de los que han sido víctimas sus tres hijos y en los que han sido despojados de sus celulares iPhone 11, en el interior de Transmilenio.
El primer turno fue para su hijo varón, a quien le sustrajeron su teléfono. Después de ese robo y a través de la aplicación de rastreo de la marca Apple evidenció que el celular se encontraba en un reconocido centro comercial en el que venden dispositivos electrónicos, ubicado en el sector de San Victorino, más exactamente en la avenida Jiménez con avenida Caracas.
“Uno hace muchos sacrificios, les compré celulares iPhone 11 a los tres”, dijo la preocupada mamá.
Luego de ese primer robo, se dirigió en su moto hasta ese sector y ubicó a la Policía para denunciar el robo y el lugar en el que estaba el dispositivo. Sin embargo, la respuesta del uniformado la dejó desinflada y contrariada: “Sí, acá están todos, y qué puedo hacer yo, señora”.
Días después, el lamentable turno de la inseguridad fue para su hija de 15 años, a quien le robaron el regalo que le había dado su madre en ese cumpleaños especial. Afortunadamente, a la joven no le ocurrió nada, pero el rastreador del teléfono volvió a mostrar que el aparato se encontraba en el mismo centro comercial del centro de la capital.
La muy mala racha de esta familia terminó la semana pasada, cuando a la hija de la denunciante, de 18 años, le hurtaron su celular. Para sorpresa de la madre de familia, ese equipo está en el mismo establecimiento que los otros dos.
Esa complicada situación llevó a la mujer a cuestionarse sobre la mala suerte que los persigue, diciendo”¿Qué hice mal para merecer esto?”, pero también deja en el aire la pregunta de por qué las autoridades, sabiendo a dónde van a parar esos celulares, no intervienen para encontrar las presuntas irregularidades que, al parecer, ocurren desde allí.
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