La ciudad de Bogotá, como cualquier urbe o foco poblacional en el mundo, tiene zonas en las que no muchos quisieran vivir debido a inseguridad, robos, violencia, falta de oportunidades, mal estado de calles, etc. Y según una publicación del diario El Tiempo, todo eso confluye y se multiplica en un barrio del suroccidente capitalino: El Amparo.

Según la dura y cruda nota del medio, en ese lugar se han presentado hechos que aterran a sus habitantes, pero parece que no hay solución para quienes viven allí y son vecinos de esta terrible realidad. Ni vender las propiedades a bajo costo, da una salida para los que actualmente están en el lugar, ellos tampoco se atreven a dar nombres reales.

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Dónde queda El Amparo de Bogotá

Para quienes no se ubican en Bogotá o que no conocen el sector, este barrio queda en Kennedy, alrededor de Corabastos, que es considerada como la central mayorista y plaza de mercado más grande de Colombia.

El barrio, que existe oficialmente desde inicios de los años 90 y al que los taxistas y conductores de plataformas de transporte no se acercan, limita al sur con la diagonal 42 en el tramo de la Avenida Ciudad de Cali hasta la carrera 80 J. Al oriente colinda con el Polideportivo Cayetano Cañizares. Al norte tiene el mencionado Corabastos y su ‘Puerta 6’. Y al occidente están San Carlos y Concordia.

Por qué El Amparo es el barrio más peligroso de Bogotá

La historia de El Tiempo relata que se han hecho obras para recuperar algunos sectores, actividades religiosas para renovar la fe en que todo va a mejorar, hasta han encomendado el barrio a la virgen que es conocida con el mismo nombre de este sitio. Pero las cosas han empeorado y las personas ni siquiera se atreven a dar nombres reales, por eso en la publicación todos los que hablaron, cambiaron su identidad.

Como el caso de ‘Mercedes’, que en un duro testimonio dijo:

“Mañana mismo me iría. Puse mi rancho en venta, pero me han dicho que ni regalado. Nadie quiere venirse a vivir a este barrio”.

Ella confesó que hay amenazas de muerte, rumores de atentados, les muestran armas de todo tipo y todo lo hacen las bandas que actúan en el sector y han intimidado a los ciudadanos hasta el punto de no querer estar allí. Así lo dijo la misma mujer: “El año pasado, por los días en que aparecieron los muertos embolsados, nadie de mi cuadra podía salir después de las cinco de la tarde”.

Y es que, a mediados de 2022, en ese barrio se encontraron tres cadáveres, con signos de tortura, metidos en bolsas de basura. Allí mismo las autoridades identificaron una ‘casa de pique’ y han ocurrido crímenes escalofriantes a plena luz del día.

Esto no es solo en los últimos años, ya que la presencia de Corabastos implicó que muchas personas relacionadas al crimen llegaran a tomar poder de la zona. Según El tiempo, el M-19 y los paramilitares fueron los que empezaron a sembrar el terror alrededor de la ‘Puerta 6’ de Corabastos porque, aparte del comercio de alimentos y artículos de primera necesidad, el entorno se ha convertido en lugar de comercio de drogas, armas y prostitución.

De la mano de esto, la extorsión y el microtráfico también se ha adueñado de El Amparo por bandas como ‘Los Camilo’, en el pasado, y las tan mencionadas El tren de Aragua’, ‘Los Satanás’, ‘Los maracuchos’, entre otras.

Papel de las autoridades en barrio El Amparo de Bogotá

Un agente de inteligencia de la Policía de Bogotá, que tampoco dio su nombre al medio, aceptó que se conocen todas las problemáticas y que la solución no solo es capturar a unos cuantos en cada operativo. Ya que el tema va más allá y el tema social es causante de esta situación:

“Hago un operativo, capturo a diez que manejaban mercados de tráfico de estupefacientes, que cobraban a los recicladores, que instrumentalizaban a habitantes de calle, que tenían hegemonía sobre el bicitaxismo. Pero luego otros van a ocupar ese espacio”.

Y así como el agente de la autoridad enumeraba algunos problemas, son muchos más los condicionantes que rodean al barrio El Amparo para que sea de tan complicado manejo. El comercio de reciclaje, los carreteros, concentración de habitantes en condición de calle, falta de manejo de las basuras, transporte ilegal, ‘los pagadiarios’, bares y negocios sin ningún control, espacios públicos sin seguridad, deficiente alumbrado público, falta de instituciones educativas, entre los más visibles e importantes. Obviamente, todo esto movilizado por las carencias y necesidades básicas como lo son comida y techo.

Y se debe sumar el caso del teniente Víctor Manuel Flechas, que estaba a cargo del Cai Caldas, se mostraba cercano a los habitantes, pero fue capturado por supuesta participación delictiva con una de las bandas criminales del sector.

Aunque la administración de Bogotá ha hecho campañas, muchas enfocadas en las mujeres, para poder atacar varios aspectos de esta inseguridad. La estrategia ‘Mujeres Seguras’, impulsada por la Secretaría Distrital de la Mujer y la Fiscalía de las Mujeres, ha estado atenta para identificar las necesidades y poder prevenir mayores problemas en El Amparo.

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Últimos años en el barrio El Amparo

Aunque se sabe que este barrio siempre tuvo problemas, por lo que ya se mencionó de la existencia de Corabastos y lo que esto implica su entorno, el crecimiento poblacional de Kennedy, una de las localidades más inseguras, desde 2016 ha sido muy grande. Y justo a la zona de El Amparo han llegado personas que sacaron de la recuperación del Bronx en el centro de Bogotá, sumada a la migración extranjera que se ha vivido en toda Colombia.

Y aunque en programas de la alcaldía de la ciudad y de la localidad se han buscado formas de superar esta imagen, ha sido complicado o situaciones temporales. Como se ve en varias actividades de la alcaldía de Bogotá y la comunidad.

Según los testimonios que recogió la cronista María Paulina Ortiz, la gente con negocios propios y buenos trabajos se ha ido, los pocos que se quedan son los propietarios de las viviendas. Lo hacen por no perder lo que tienen y no por querer estar allí, ya que la venta de drogas en frente a sus casas es un escenario común y hasta las mismas construcciones han servido para convertirlas en caletas de estupefacientes.