Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Andrea Castillo   Dic 4, 2025 - 11:24 am
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En la cotidianidad de Bogotá, marcada por un caos vial creciente y la proliferación de vehículos privados, emerge una problemática tan presente como silenciada: los atropellamientos de animales en la vía pública. La capital colombiana atraviesa un cambio demográfico notable, caracterizado por la disminución en el número de nacimientos y un incremento significativo en la cantidad de mascotas. Según cifras del Instituto de Protección y Bienestar Animal, Bogotá alberga cerca de 3,5 millones de animales domésticos, principalmente perros y gatos. Este fenómeno ha provocado que, en los hogares de la ciudad, la presencia de animales de compañía supere a la de niños recién nacidos. De acuerdo con el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), el número de nacimientos pasó de aproximadamente 111.000 en 2011 a solo 56.500 en 2024, una caída drástica que rompe con la tendencia histórica de crecimiento poblacional.

Este cambio social ha traído consigo retos inéditos para la convivencia en el espacio urbano y, particularmente, para la seguridad vial. La vulnerabilidad de los animales en las calles y avenidas, sumada a la falta de conciencia y de infraestructuras adecuadas, ha dado origen a un alto número de atropellamientos. Entre 2019 y 2025, el Instituto Distrital de Protección y Bienestar Animal (IDPYBA) registró la atención de 4.585 casos de animales atropellados en la capital. Más de la mitad de estos casos, 2.675 en total, concluyeron con la muerte del animal debido a la gravedad de las lesiones sufridas. Muchos, lamentablemente, son abandonados tras el incidente, evidenciando la urgencia de políticas públicas que contemplen la protección de todos los seres vivos que habitan la ciudad.

Frente a este desafío, las autoridades locales han anunciado la creación de la Mesa Distrital de Prevención de Atropellamientos de Animales. Esta instancia, que integra a múltiples entidades, busca coordinar esfuerzos y establecer acciones concretas para disminuir la incidencia de este problema. Según Antonio Hernández Llamas, director del IDPYBA, la magnitud de los casos y las historias de animales que quedan desamparados tras ser atropellados han encendido las alarmas entre los organismos de protección animal y exigieron una respuesta institucional y articulada.

La problemática va más allá de la tragedia individual de cada caso, pues impacta a la movilidad, a la seguridad de conductores y peatones y, en última instancia, a la convivencia y el tejido social de la ciudad. Prevenir los atropellamientos de animales en Bogotá no solo responde a una sensibilidad ética creciente hacia los animales, sino que implica también pensar nuevas formas de adaptación urbana en función de los cambios demográficos y culturales que experimenta la ciudad.

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La consolidación de estrategias integrales y la mesa distrital recién anunciada buscan sentar las bases para un abordaje responsable, en donde la vida animal deje de ser un daño colateral en el tránsito capitalino y pase a considerarse una prioridad de política pública y ciudadana. El éxito de estas medidas dependerá de la colaboración entre autoridades, la ciudadanía y sectores involucrados, consolidando así una ciudad donde la protección y respeto por los animales sea parte fundamental de la convivencia.

¿Qué acciones concretas puede adelantar la ciudadanía para contribuir a la reducción de atropellamientos de animales en Bogotá?

Esta pregunta surge del creciente interés por el bienestar animal en la capital y el reconocimiento de que la protección de los animales en vía pública requiere no solo políticas y acciones institucionales, sino también cambios en los hábitos y responsabilidades de la sociedad. La experiencia demuestra que ciudades con mayor participación ciudadana en el reporte de incidentes, en la educación vial y en el cuidado colectivo de animales han logrado avances sustantivos en la materia.

Para Bogotá, el involucramiento del ciudadano se configura como un factor relevante para el éxito de la Mesa Distrital de Prevención de Atropellamientos de Animales, ya que multiplica los canales de reporte, promueve una cultura de respeto en calles y avenidas e incentiva la adopción de prácticas responsables, como el uso de correas, la identificación de mascotas y la atención a señales de tránsito específicas que disminuyan los riesgos de accidentes fatales.

* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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