Hasta ahora nadie ha entendido por qué los gobiernos de dos países con propósitos comunes y muy cercanos ideológicamente, como Venezuela y Argentina, están en medio de un duro enfrentamiento por un avión Boeing 747 de Emtrasur, filial del Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos (Conviasa), varado en el aeropuerto de Ezeiza, en Buenos Aires.

La razón cada día cobra más valor: la justicia de Argentina, que ordenó en las últimas horas incautar la aeronave venezolana-iraní por posibles vínculos con el terrorismo internacional, es diferente de la venezolana, a la que los críticos del régimen acusan de estar plegada al Ejecutivo.

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Un juez argentino resolvió este jueves, a pedido de la Justicia de Estados Unidos, incautar el avión, confirmaron a Efe fuentes judiciales. La decisión fue adoptada por Federico Villena, juez federal de la localidad bonaerense de Lomas de Zamora, que además autorizó que el avión, retenido en el aeropuerto internacional de Ezeiza, a las afueras de Buenos Aires, fuera requisado por representantes del FBI y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria.

Las fuentes judiciales consultadas por Efe precisaron que la decisión se adoptó por pedido de un tribunal federal del distrito de Columbia y en virtud de un tratado de asistencia jurídica mutua en asuntos penales entre Argentina y Estados Unidos.

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El pasado 2 de agosto, el Departamento de Justicia de Estados Unidos había remitido a Argentina el pedido del tribunal de Columbia de confiscar el avión alegando que la aeronave está sujeta a sanciones, ya que su transferencia por parte de la empresa iraní Mahan Air a Emtrasur, filial de Conviasa, viola las leyes de exportación de Estados Unidos.

Ambas empresas han sido sancionadas por Estados Unidos por presunta colaboración logística para organizaciones terroristas. El avión llegó a Argentina el 6 de junio, procedente de México y después de hacer una escala en Venezuela.

Dos días después, partió de Argentina para cargar combustible en Uruguay, pero tuvo que regresar al aeropuerto de Ezeiza porque el país vecino no autorizó su aterrizaje. A su regreso a Ezeiza, la Justicia argentina ordenó inmovilizar la nave y dispuso que los 19 tripulantes de avión (cinco iraníes y catorce venezolanos) no puedan salir del país.

En los últimos días distintos representantes del Gobierno venezolano han exigido la devolución del avión retenido en Argentina, un Boeing 747 Dreamliner de carga.

Nicolás Maduro dijo que están “arrechos”

La cabeza del régimen de Venezuela, Nicolás Maduro, dijo que Estados Unidos “pretende” robarse el avión. El lunes pasado pidió apoyo de movimientos sociales, sindicales y políticos de la que denominó “Argentina patriótica” y “peronista” para recuperar el avión

En un congreso con movimientos sociales venezolanos, transmitido por el canal estatal VTV, Maduro dijo que Venezuela va a “dar una batalla con todas” sus “armas comunicacionales, sociales y políticas […] por el avión” que, según él “está secuestrado y [que] pretenden robar descaradamente en Argentina”. También dijo que “tienen secuestrados a los pilotos que no han cometido ningún delito […] en ningún lugar del mundo”.

“Vamos a articular una gran campaña desde Venezuela contra las sanciones, contra la persecución criminal […] por el rescate y liberación de nuestros pilotos y del avión de Conviasa que le pertenece a Venezuela”, dijo Maduro, y después para entusiasmar a un auditorio exaltado, gritó: “¡Y no nos lo vamos a dejar robar, así lo digo! ¡Estamos bien arrechos [bravos] con lo que está pasando en Argentina! ¡Bien arrechos! ¡Y bien indignados!”.

Sus gritos y advertencias, sin embargo, no fueron escuchados en Estados Unidos ni hicieron eco en la independiente justicia argentina, que ordenó la incautación de la nave y permitió la requisa del FBI.