Un total de 41 personas murieron y 28 resultaron heridas en la explosión de grisú ocurrida este viernes 14 de octubre en una mina de carbón en el noroeste de Turquía, donde los equipos de rescate concluyeron sus tareas este sábado después de encontrar el cadáver del último minero desaparecido.

“Nuestra prioridad era encontrar a los mineros en la galería. Hemos llegado finalmente al último. También estaba muerto, lo que eleva el número de decesos a 41″, declaró el presidente Recep Tayyip Edogan.

Con esto terminaron las operaciones de rescate, 20 horas después de la explosión ocurrida en la mina de Amasra. Entre los rescatados hubo 28 heridos. En total, unos cien mineros se encontraban en el fondo de la galería cuando se produjo el estallido, aparentemente por una explosión de grisú, justo antes de caer la noche, lo que dificultó la búsqueda.

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Según el ministro del Interior, Suleyman Soylu, “58 mineros pudieron salvarse por su cuenta, o fueron rescatados por los equipos”. De hecho, los primeros que lograron salir y que no estaban heridos participaron en las tareas de rescate.

“Estoy bien, quiero quedarme aquí para ayudar a mis compañeros”, dijo un hombre con la cara agotada y negra de hollín, que se negaba a subir a una ambulancia, según mostró el canal privado NTV.

“Hemos sacado los cadáveres de nuestros compañeros, es una cosa horrible para nosotros”, dijo al mismo canal otro minero.

El jefe del Estado, que afronta una difícil elección presidencial el año próximo, tomó la palabra ante los mineros rescatados y anunció una investigación exhaustiva sobre “cómo se produjo la explosión y quiénes son los responsables”.

Los accidentes laborales son frecuentes en Turquía, donde el fuerte desarrollo económico de la última década a menudo se ha producido a expensas de las normas de seguridad, especialmente en la construcción y la minería.

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El país sufrió su peor desastre en 2014, cuando 301 trabajadores murieron en una explosión en una mina de carbón en la ciudad de Soma, en el oeste del país.