“Las tiendas permanecen cerradas, los bancos tampoco abren e incluso el mercado de valores inicia su sesión más tarde. La mayoría de las obras de construcción se detienen, los aviones se quedan en tierra y cesa el entrenamiento militar”, relata BBC Mundo.

Cada noviembre, más de medio millón de estudiantes hacen el examen para el que se han preparado toda su vida. Suneung dura alrededor de 8 horas, con una gran cantidad de pruebas que no solo determina si ingresarán a la educación superior, también podría afectar sus posibles oportunidades de trabajo, sus ingresos y hasta el lugar donde vivirán, explica el medio británico.

Eventualmente, alarmas distantes rompen el silencio, algunas motos de policía se apuran para trasladar a los alumnos que van tarde al Seneung. Además, muchos padres pasan el día en la iglesia o el templo budista, rezando por la inteligencia de sus hijos, detalla BBC.

El examen es tan exigente que hay inspectores con detectores de metal que buscan cualquier distracción, como relojes, celulares, libros, etc, explica el medio inglés.

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Además, “cada septiembre, alrededor de 500 maestros de todo Corea del Sur son seleccionados y conducidos a un lugar secreto en la provincia montañosa de Gangwon. Durante un mes, sus teléfonos quedan confiscados y todo contacto con el mundo exterior está prohibido”, publica BBC.

Kim Tae-hyung, un psicólogo que trabaja en Seúl, le dijo a BBC Mundo: “Los niños coreanos se ven obligados a estudiar mucho y competir con sus amigos. Están creciendo solos, dedicados a estudiar por sí mismos. Este tipo de aislamiento puede causar depresión y ser un factor importante en el suicidio”.

“Para nosotros, el Suneung es muy relevante para nuestro futuro. En Corea, ir a la universidad es muy importante. Por eso pasamos 12 años preparándonos para este día. Conozco a personas que han realizado este examen hasta cinco veces”, expresó al medio inglés Ko Eun-suh, de 18 años, que se presenta por primera.

Según la BBC, Corea del Sur tiene una de las poblaciones más educadas del planeta; un tercio de las personas sin empleo tienen un título universitario.