Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 9, 2025 - 6:49 pm
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La relación entre Colombia y Estados Unidos, históricamente anclada en la cooperación en áreas como seguridad, comercio y derechos humanos, atraviesa actualmente uno de sus momentos más delicados desde la llegada a la presidencia de Donald Trump. Las recientes tensiones se han hecho evidentes tanto en el plano diplomático como en el político, reflejadas en declaraciones del presidente colombiano Gustavo Petro ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) y en episodios como la retención de su visa estadounidense. Frente a este panorama, el embajador de Colombia en Washington, Daniel García-Peña, ha buscado contener el deterioro diplomático a través de reuniones estratégicas con senadores republicanos de influencia sustancial en temas de seguridad y defensa.

Fuentes diplomáticas confirman que estos encuentros, mantenidos con figuras como Marsha Blackburn, Rand Paul y Kevin Cramer, han tenido un doble propósito: reafirmar los compromisos bilaterales tradicionales y analizar las diferencias internas dentro del Partido Republicano frente a América Latina. En particular, la atención se ha centrado en la política migratoria y en los recientes bombardeos en el Caribe, donde Colombia fue mencionada sin pruebas concluyentes. Un informe reciente de la Cancillería colombiana, con respaldo de datos oficiales del Departamento de Estado estadounidense, señala que el intercambio comercial bilateral cayó un 7,8% en el último año. No obstante, la cooperación militar se mantiene robusta, con trece acuerdos activos, según el Ministerio de Defensa colombiano.

El endurecimiento de la retórica estadounidense hacia gobiernos latinoamericanos de izquierda bajo la administración Trump ha hecho que el caso de Colombia se distinga tanto por su carga política como simbólica. De acuerdo con el Council on Foreign Relations (CFR) y declaraciones de expertos en Foreign Affairs, la llegada de Gustavo Petro representa un giro respecto a las dos décadas anteriores de alineamiento casi automático de Colombia con Estados Unidos, especialmente en temas de lucha antidrogas y seguridad. Afirman que este es un “test de resistencia para la alianza bilateral”, donde no solo están en juego los instrumentos de cooperación, sino el papel de liderazgo de Colombia en la región y la credibilidad de Estados Unidos como socio confiable.

Al interior del país sudamericano, el impacto de esta coyuntura ha puesto en tela de juicio tanto la política exterior de Petro como el margen de autonomía frente a Washington. Un estudio del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes reporta que el 58% de la población preferiría una postura más moderada en el discurso internacional para preservar las relaciones con Estados Unidos, mientras el 31% respalda una mayor independencia. Esta polarización se ha reflejado a nivel legislativo: el observatorio ‘Congreso a la mano’ documentó catorce debates en el Congreso colombiano directamente relacionados con la relación bilateral en solo un mes, una cifra inédita en los últimos años.

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En comparación, si bien la experiencia reciente de México bajo Andrés Manuel López Obrador mostró la posibilidad de mantener equilibrios pragmáticos con la administración Trump, el contexto colombiano presenta diferencias marcadas. Colombia no goza del mismo nivel de interdependencia comercial con Estados Unidos, ni posee el margen de maniobra política de su vecino. Además, la creciente confrontación entre bloques en América Latina limita aún más sus opciones estratégicas.

La cobertura de estos acontecimientos por medios internacionales como The Washington Post y The New York Times revela una transformación en la diplomacia colombiana, antes enfocada en la discreción y la negociación, ahora más abierta y confrontativa. Mientras el gobierno Petro recalca la autodeterminación y los derechos humanos como fundamentos de su política exterior, la Casa Blanca mantiene una estrategia de presión y contraste. El papel de la embajada en Washington, bajo la dirección de García-Peña, será crucial en delimitar los próximos pasos de la relación bilateral y determinar el lugar futuro de Colombia en el escenario latinoamericano.

¿Por qué es importante la moderación del discurso internacional para Colombia? El debate sobre el tono y el contenido de las declaraciones del presidente Petro ha cobrado relevancia, especialmente en el contexto de la relación con Estados Unidos. Según encuestas recopiladas por el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, existe preocupación sobre el impacto que una postura confrontativa podría tener sobre la cooperación en comercio y seguridad.

El tema adquiere aún mayor importancia cuando se consideran los antecedentes de cooperación y dependencia mutua entre ambos países. Colombia, al igual que otros países de la región, necesita mantener canales diplomáticos efectivos para asegurar sus intereses económicos y políticos. Una moderación en el discurso podría facilitar acuerdos y evitar roces que alteren la estabilidad bilateral.

¿Qué aportan los acuerdos de cooperación militar entre Colombia y Estados Unidos? La cifra de trece acuerdos activos entre Colombia y Estados Unidos, reportada por el Ministerio de Defensa colombiano, indica que la cooperación en defensa sigue siendo uno de los pilares más sólidos de la relación bilateral. Estos acuerdos han sido instrumentales en el fortalecimiento de las capacidades de seguridad, la lucha antidrogas y la modernización de las fuerzas armadas.

Su relevancia se debe a que, incluso en momentos de tensión diplomática o diferencias políticas, el área de defensa ha mostrado continuidad y confianza mutua. El mantenimiento de estos acuerdos sugiere que existen intereses estratégicos que trascienden coyunturas y garantizan cierto nivel de colaboración, aún en escenarios de crisis o distanciamiento político.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

Estados Unidos critica a Petro en la ONU y evalúa si continúa apoyo a Colombia en el Acuerdo de Paz

Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.

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