Cinco mujeres afganas llegaron a París el lunes 4 de septiembre en el marco de una operación de evacuación desde Pakistán, donde habían buscado refugio.

Tras una larga campaña para su evacuación, estas mujeres, que habían huido por sus propios medios a Pakistán, obtuvieron asilo en Francia. En un primer momento serán alojadas en un centro de tránsito de la región de París, y después en alojamientos de “larga duración” mientras Francia decide sobre sus solicitudes de asilo.

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Se llaman Muzhgan, Naveen, Zakia, Hamza y Naja. Todas tienen algo en común: fueron amenazadas por los talibanes debido a sus ocupaciones y tuvieron que huir solas al vecino Pakistán.

Investigadora, ex directora de universidad, profesora en una escuela clandestina de Kabul, presentadora de televisión, consultora para ONG o esteticista, todas fueron excluidas de la sociedad afgana y amenazadas de muerte, con la prohibición formal de trabajar, estudiar, mantenerse, salir e incluso ir a salones de belleza.

Visiblemente conmocionadas por sus experiencias tanto en Afganistán como en Pakistán, estas mujeres afganas hablaron a RFI con una sonrisa de alivio tras meses de espera.

“En Afganistán no nos dejan estudiar ni trabajar. Todo lo que habíamos avanzado en 20 años se acabó en una noche, el 16 de agosto”, explica Naveen, que trabajaba como asesora de ONG. También en Pakistán estábamos bajo amenaza constante. Vivíamos en la incertidumbre, sin esperanza, ni futuro, ni planes. Hoy, al menos, voy a poder empezar mi vida de nuevo, y estoy contenta porque soy libre”, agrega.

“Me siento paralizada”

Muzhgan, periodista de televisión y activista feminista, tiene un mensaje para las Naciones Unidas: “Pedimos a la ONU que lleve a los talibanes ante la justicia. El pueblo afgano necesita justicia. Porque los talibanes han normalizado el apartheid de género. Así que quiero decir, por favor: no reconozcan a los talibanes y no negocien con ellos”.

Hafsa enseñaba inglés en una escuela secreta de Kabul. Amenazada de muerte, huyó sola a Pakistán. Al llegar a París la víspera, estaba abrumada por la emoción: “Es horrible y muy duro. Cuando te enfrentas a una situación difícil y no tienes otras opciones, tienes que encontrar soluciones por tu cuenta. Viví bajo los talibanes durante dos años y no pude planear nada. Así que hoy me siento como paralizada, hay mucho trabajo psicológico por hacer, una tarea enorme que me supera”.

Aunque se sienten aliviadas, también comparten un sentimiento de culpa por haber abandonado a sus hermanas, ahora solas frente al tiránico régimen talibán. Esperan poder ayudarlas muy pronto, en particular apoyando el sistema de educación a distancia por Internet.

Miles de mujeres solas se encuentran actualmente en Pakistán, con la esperanza de obtener asilo y una vida mejor.

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En este contexto, Delphine Rouilleault, Directora General de la ONG France terre d’asile, insiste en la necesidad de que el gobierno francés ponga en marcha un verdadero programa de acogida para todas estas mujeres.