Ante numerosas cámaras y un público considerable, se lo entregaron de forma simbólica al presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier.

“¿Es un día difícil?”, preguntó el jefe de Estado a Jürgen Jakubeit, quien trabajó en las profundidades más de tres décadas. “Un día muy difícil”, respondió el minero, aún ataviado con su casco y la mirada emocionada.

Es más que un bloque de carbón, es una parte de la historia“, consideró Steinmeier ante unos 500 invitados, entre los que estaba el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, durante una ceremonia transmitida por televisión.

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Sin el carbón y sin quienes lo extraían, la historia de este país habría sido muy diferente“, añadió Steinmeier antes de que el coro minero de la cuenca del Ruhr entonara el “Steigerlied”, el himno de los mineros.

“El carbón permitió la industrialización de la región y la prosperidad en toda Alemania”, consideró por su parte la canciller alemana, Angela Merkel, citada por la portavoz gubernamental.

Las galerías cavadas durante 150 años, es decir, durante seis generaciones de mineros, primero con picos y luego con perforadoras, se sellarán y se irán ahogando progresivamente en las aguas de los arroyos.

Los 1.500 asalariados de la fosa de Prosper-Haniel, situada en la ciudad de Bottrop, llevaban once años preparándose para este cierre, en una zona que llegó a tener 600.000 mineros en la posguerra.