La veterana actriz Vicky Hernández, quien se exilió a España en los años 80 y abandonó a sus hijos, concedió una entrevista en 2018 a la revista Bocas de El Tiempo para abordar sus inicios en el teatro y la televisión en el país.
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Una de las anécdotas que más recuerda la actriz fue en el comienzo de su carrera, a la edad de 15 años cuando actuaba en la obra ‘Marat sade‘, de Peter Weiss, en la Casa de la Cultura en Bogotá.
Era el año 1965 cuando Hernández compartía escenario con el actor Gustavo Angarita, reconocido por su participación en producciones colombianas como ‘Rasputín’, ‘Los pecados de Inés de Hinojosa‘, ‘Bella calamidades’, ‘Caballo viejo’, entre otras. Ambos actuaban en una historia ambientada en un manicomio, donde los internos recreaban una obra inspirada en la Revolución francesa.
Vicky sostenía un cuchillo en la escena y con este tenía que asesinar a Jean-Paul Marat, interpretado por Gustavo Angarita.
“El que está ahí es Gustavo, pero lo tengo que matar porque es Marat, pero no es Marat, es mi compañero Gustavo, pero a la vez sí es Marat y lo tengo que cascar”, recordó Hernández en la entrevista.
La actriz comentó que temblaba, lloraba, pero miró al director de la obra, Santiago García quien le dijo: “‘Tranquila, sigue'”. Así que ella apuñaló a Morat e hirió el actor y luego se desmayó delante del público.
Gustavo sufrió una herida superficial en el pecho; si el actor se hubiera movido ligeramente más, Vicky habría clavado por completo el cuchillo y la historia hubiera sido otra.
Vicky reflexionó sobre este suceso ocurrido hace 53 años a la revista y mencionó: “Desde entonces, he tenido un cuidado extremo para no establecer conexiones emocionales con los personajes“.
Años después, los actores coincidieron al trabajar juntos en la película ‘Suave aliento’, una producción cinematográfica dirigida por Augusto César Sandino y en la serie de televisión ‘La casa de las dos palmas’.
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