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Al comienzo, Margarita Rosa de Francisco aclaró que dedicó su reciente columna en El Tiempo a los reinados, luego del “alboroto” que se formó en Twitter, porque el día de la elección de la nueva Señorita Colombia trinó que “una reina representa todo lo que no es natural en una mujer”. El 20 de marzo, muchos la llamaron incoherente por criticar algo de lo que ella también fue parte en 1984, cuando representó al Valle en el Reinado Nacional e incluso fue coronada virreina.

De ahí que lo siguiente que señaló Margarita en su texto de opinión es que más incoherente “hubiera sido permitir que pasaran 32 años desde ese entonces y hoy, a mis 51, no reconocer que un reinado de belleza es de las cosas más artificiales que hay. No lo digo por las cirugías que se practican las concursantes modernas para ser más bellas, ni por un segundo defendería mi posición de exreina aduciendo que antes sí éramos naturales. En cualquier época, el montaje de un reinado de belleza es contra natura por donde lo miren”.

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A esa afirmación, la exreina le añadió una explicación de por qué para ella los concursos de belleza son “artificiales” y completamente alejados de lo que en realidad es una mujer:

Una mujer real no se contonea, ni se peina, ni se viste, ni se disfraza, ni se maquilla, ni responde ni sonríe como se lo exigen en esos certámenes. Ahí [en el reinado], la mujer está representando todo el tiempo algo que no es ella, transformada en una aparatosa parodia de ideal femenino, un personaje recontraproducido que se llama reina de belleza, fingido e impostado hasta el éxtasis […] Conceptualmente, todo en la postura de una reina es falso. Lo digo porque yo también formé parte de ese engranaje y fui tan sobreactuada y tan de mentira como mis compañeras, así me las diera de natural al preferir desfilar descalza en mi traje de India Catalina”.

Después, Margarita agregó que, si bien los certámenes de belleza pueden ser “un trampolín para saltar al estrellato”, también pueden ser “un salto al vacío”. “Por lo tanto, solo la mujer que tiene un rasgo peculiar en su carácter (ni siquiera más inteligencia o un talento artístico) logra salir ilesa de un evento tan obtuso como un reinado”, expresó.

Al final, la exreina se pregunta si deben o no acabarse los reinados y los relaciona con otros tradicionales eventos como las corridas de toros:

¿Deben acabarse esos concursos? No necesariamente. El hecho de ser sintéticos no significa que sean inútiles o dañinos. Yo los prefiero a una corrida de toros o a una corraleja, si a tradiciones vamos. Lo importante aquí es no temer llamar las cosas por su nombre y saber a qué está jugando uno. No es más”.