Durante el 2020, la pareja atravesó por una situación bastante complicada al no tener los mismos intereses con respecto al futuro de la familia, y su relación amorosa se deterioró con el paso del tiempo.

Ambos están viviendo en casas distintas desde que dieron a conocer que querían divorciarse; Kim pasa sus días en Hidden Hills con sus cuatro hijos, North, Saint, Chicago y Psalm, mientras que Kanye reside en una casa en Wyoming y, a veces, viaja a Los Ángeles por temas de trabajo.

De acuerdo con El País, Kanye tiene restringido visitar a sus hijos porque Kim no quiere que les haga daño, aunque la empresaria ha resaltado que no desea que el padre salga de sus vidas y los deja hablar con él cuando quieren.

Un portavoz de la empresaria le indicó a la revista People que Kanye no estaba llevando muy bien el proceso: “Está ansioso y muy triste. Sabe que el matrimonio ha terminado y no hay nada que se pueda hacer en este momento. También sabe lo que está perdiendo al terminar con Kim”.

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Desde el momento en que la pareja decidió casarse, las dos partes firmaron un contrato de separación de bienes, sin embargo durante los siete años de relación hicieron negocios y adquirieron inmuebles, por lo que tendrán que negociar los términos del divorcio.

Ninguno se ha pronunciado al respecto públicamente, pero según E! Online, Kim esta feliz, avanzando y, sobre todo, divirtiéndose en la etapa que atraviesa. Además, asegura que no hay afán de finalizar el papeleo de separación, aunque “ya se siente divorciada”.