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Giovanny Ayala / Captura de pantalla del Más allá del silencio
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Por: Más allá del silencio
Más allá del silencio es más que un pódcast. Es una ventana a las conversaciones que importan. Conducido por Rafael Poveda, este espacio se dedica a explorar los temas más polémicos y controvertidos de nuestra época. Cada episodio es una inmersión profunda, con un enfoque investigativo y crítico, en los casos que resuenan en nuestra sociedad. Únete...
Este artículo fue curado por Gustavo Arbelaez
Dic 12, 2025 - 12:00 pm
Colombia quedó paralizada cuando Giovanny Ayala, con la voz quebrada y los ojos llenos de angustia, pronunció una frase que retumbó en todo el país: “El que tiene su dolor lo llora”. Lo decía mientras su hijo Miguel y su manager, Nicolás, seguían desaparecidos en una carretera del Cauca, retenidos por criminales que los habían interceptado sin que nadie pudiera preverlo. La noticia recorrió el país y desató una ola de consternación en la industria de la música popular, que veía cómo uno de sus artistas debía enfrentar la peor pesadilla de cualquier padre.
En este episodio se reconstruye, con crudeza y detalle, la historia jamás contada del secuestro que sacudió al mundo artístico. Miguel y Nicolás relatan cómo todo ocurrió en segundos: un cierre de vía, voces armadas ordenando bajar del vehículo y el terror inmediato que se adueñó de sus cuerpos. Fueron empujados hacia lo desconocido, amarrados y obligados a internarse en una zona boscosa donde las noches se volvían interminables.
“Yo siento que es una chanza de un amigo del Cauca, muy cercano a Miguel, porque yo nunca recibo llamadas de él. Se me hizo muy raro que él me timbra a mi celular, tipo 7:30 p. m.”, relató Giovanny Ayala.
La selva del Cauca, helada y oscura, se convirtió en su prisión. Allí pasaron días que parecían semanas, sintiendo el peso de las cadenas y escuchando los murmullos de los captores, quienes los vigilaban sin dar pista alguna sobre su destino. Cada amanecer era una mezcla de esperanza y miedo: la posibilidad de ser rescatados, pero también el riesgo latente de no volver a ver la luz. Miguel, desde su impotencia, recuerda haber repetido mentalmente el nombre de su padre, aferrándose a él como un salvavidas emocional.
Los delincuentes no solo querían mantenerlos ocultos: también los obligaron a grabar mensajes que luego circularon en redes sociales. Con la voz temblorosa y bajo amenaza, tuvieron que decir palabras que no sentían, alimentando la incertidumbre del país y aumentando el dolor de sus familias.
Mientras tanto, en silencio, se movilizaba un operativo del Gaula que hoy parece sacado de una producción cinematográfica. Comandos entrenados avanzaron entre la maleza, sorteando trampas y vigilancias, hasta acercarse al punto donde estaban retenidos. Hubo disparos, tensión absoluta y un margen mínimo para el error. Pero la operación culminó con éxito y con una frase que ambos, Miguel y Nicolás, jamás olvidarán: “Bienvenidos a la libertad”.
Ese momento marcó el final de una pesadilla y el inicio de una nueva etapa para ellos y para Giovanny Ayala, quien finalmente pudo sostener a su hijo con vida. Una historia que dejó huella en la música popular y que hoy se revela completa, sin silencios, sin sombras.
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