Ya siendo reconocido, Gabriel García Márquez entregó una serie de textos a Beatriz Moura, fundadora, con Óscar Tusquets, de la Editorial Tusquets. Eran artículos escritos para el diario El Espectador, en 1955, que narraban la historia de un náufrago en el mar Caribe colombiano, único sobreviviente de la tripulación del buque militar ARC Caldas.

Así, en 1970, el nobel salvó económicamente a la editorial, luego de ser publicados bajo el nombre de Relato de un náufrago.

No solo por este caso. El poder de los libros periodísticos siempre ha sido relevante en la historia de las letras colombianas. Sin ir muy lejos, Germán Castro Caycedo, Daniel Samper Pizano y Juan Gossaín han gozado de grandes ventas con sus publicaciones. Y hoy, parecen despertar en los lectores el mismo interés de hace 20 años. ¿Qué tan cierto puedo ser?

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Libros de periodismo, cada vez más interesantes

Para Juan David Correa, editor de Planeta, no se trata de un nuevo interés: “Lo nuevo es que los temas se han ampliado, ahora hay libros periodísticos de crónicas personales, libros de reportajes, diversidad de temas y nos está yendo bien en ventas, que se traduce en mayor consumo de estos temas”.

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A esta idea se suma Nicolás Morales, columnista y editor de la editorial de la Javeriana, quien asegura que, actualmente, hay más títulos aunque con menos tirajes que en los años ochenta. Según su experiencia, hoy se publica más sobre periodismo, pero con menor número de páginas, sacrificando en algunas ocasiones la calidad del texto.

Ante la crisis de los medios tradicionales de comunicación, aquellos que quieren estar informados han recurrido al libro como una autoridad, apartándose de los intereses que en muchas ocasiones representan los nombres de las comunicaciones en el país.

De esto da cuenta Jhon Naranjo, fundador y editor general de Rey Naranjo editores: “Hay dos cosas para resaltar: la primera es que antes los periodistas no se veían en la necesidad de publicar libros porque desde sus sueldos cubrían sus gastos, pero ahora sí. La segunda es que, ante la poca credibilidad en los medios, los lectores buscan un libro, en ellos encuentran la calidad para informarse y huir de las fake news’.

Para las editoriales, los libros de periodismo son un grueso muy importante, ya que representan parte de la no ficción que le interesa al público en general.

¿Qué mueve a la gente a leer sobre historias, crónicas o reportajes?

Mario Jursich, periodista cultural y exdirector editorial del Fondo de Cultura Económica, le dijo a Diario Criterio que el interés por los libros periodísticos no es asunto reciente. “A mí sí me parece que, en este momento, hay un sector muy amplio de la población que los lee, ya que hay el deseo de entender lo que pasa en el país a través de las historias, y lo veo reflejado en una escrita por Jorge Orlando Melo: ‘Colombia: las razones de la guerra’.

En general, a la gente no le gusta leer sobre periodistas, o crónicas, sino sobre influencers o novelas de ficción. Al menos, así lo piensa una de las autoras más vendidas en este tipo de libros, Juanita León, directora de La Silla Vacía.

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La autora de 10.000 horas en La silla vacía: periodismo y poder en un nuevo mundo, cree que la pandemia ayudó a que muchos periodistas tuvieran el tiempo necesario para sentarse a escribir, razón por la cual, dos años después, hay muchos más libros dedicados a este tema. En su caso específico la publicación de libros se debe, a la generación de credibilidad en el lector, del medio que dirige.

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Otro con gran experiencia en la escritura de libros es el periodista Juan Gossaín, quien ve en la formación académica la base de la escritura periodística.

Según dice, nuevamente el común denominador es la crisis mediática, entendiendo que ahora no se busca leer sobre periodistas o crónicas, sino sobre los análisis y las interpretaciones de lo que realmente está pasando en el contexto social, político y económico colombiano.

Reza el dicho: “Para gustos colores”. Y en el mercado hay gran variedad de textos con contenido periodístico. Es posible que ahora exista un mayor interés al haber, igualmente, mayor producción, pero también es posible que ese gusto se deba a que los lectores busquen otras verdades contadas a través de los libros. Y en esta FILBo la oferta es amplia.

Por Andrea Martínez Rodríguez

*Periodista