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La Iglesia de Santo Tomás en Leipzig fue testigo este lunes de un emblemático estreno: la primera interpretación en más de tres siglos de dos obras para órgano, recién atribuidas a Johann Sebastian Bach luego de un extenso proceso de investigación. El clima de expectativa era evidente, pues estos manuscritos han estado bajo análisis durante aproximadamente treinta años. Peter Wollny, director musical del Archivo Bach de Leipzig, fue protagonista en este hallazgo y expresó su convencimiento casi total sobre la autoría del compositor alemán, asegurando un "99.99 por ciento" de certeza.
El ministro de Cultura de Alemania, Wolfram Weimer, calificó el suceso como una "hora estelar para el mundo de la música", en una presentación oficial que ratifica el significado del descubrimiento. Las nuevas piezas corresponden al género de la chacona, una forma musical de variaciones que Bach cultivó en varias ocasiones a lo largo de su carrera. El interés surgió cuando Wollny, en 1992, revisaba manuscritos y partituras en la Biblioteca Real de Bruselas. Allí identificó partituras de la región de Turingia, donde Bach fue docente de órgano, y planteó la hipótesis de la posible autoría del maestro alemán sobre algunas composiciones anónimas o de atribución confusa.
A lo largo de las décadas siguientes, el investigador alemán fue reuniendo pistas para reforzar su hipótesis. El factor determinante que permitió despejar cualquier duda fue la identificación del transcriptor de las partituras: Salomon Günther John, quien fuera discípulo de Bach. A decir de Wollny, las transcripciones realizadas por John refuerzan la autenticidad de la atribución. Al mismo tiempo, las chaconas presentan un inconfundible sello estilístico que corresponde de forma exclusiva a la escritura bachiana de su etapa temprana, según lo argumentado también por la pianista Angela Hewitt y el organista Ton Koopmann en declaraciones recogidas por The Guardian y la BBC.
Las obras recién atribuidas han sido incorporadas al catálogo oficial de Bach con los números BWV 1178 y BWV 1179. Ton Koopmann, presidente del Archivo Bach de Leipzig, interpretó ambas composiciones durante las celebraciones por el 75 aniversario del archivo, en la iglesia donde descansan los restos del compositor. Según palabras de Koopmann, estas piezas poseen una calidad excepcional y representan una importante contribución para los intérpretes de órgano de todo el mundo, por su vivacidad y adaptabilidad, incluso en órganos pequeños.
Wollny relató que durante tres décadas de investigación, el aspecto más desafiante fue “la pieza que faltaba”: la identificación del copista. El acceso al portal de investigación de la Academia de Ciencias de Sajonia permitió confirmar que Salomon Günther John copió las partituras alrededor de 1705, en Arnstadt, justo cuando Bach iniciaba su carrera profesional como organista. La coincidencia de los rasgos estilísticos, junto al contexto histórico, consolidó la autoría del compositor. El secretario de Estado de Cultura elogió el rigor investigativo de Wollny, comparando su labor al de un verdadero detective musical.
El hallazgo, además de ampliar el repertorio de Bach con nuevas piezas representativas de su fase inicial, revela que la genialidad del músico no fue únicamente producto de su madurez, como suele pensarse, sino que ya manifestaba desde sus primeros años una inventiva y grandeza reconocidas hoy por los más destacados especialistas y músicos internacionales.
¿Por qué es importante la atribución correcta de obras musicales a sus autores originales?
La precisión en la atribución de obras musicales es fundamental para comprender el desarrollo artístico de un compositor y para preservar el legado cultural con exactitud. En musicología, errores o atribuciones incorrectas distorsionan la historia de la música y afectan tanto el repertorio disponible como la interpretación académica y artística de las obras.
En este caso, confirmar la autoría de Johann Sebastian Bach sobre estas chaconas enriquece de manera significativa el conocimiento sobre su producción temprana y su evolución compositiva. Además, una atribución precisa permite a los ejecutantes y estudiosos acceder a nuevas fuentes para la interpretación y el análisis, reafirmando el valor de la investigación rigurosa y la colaboración entre archivos y expertos en la preservación de la memoria musical.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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