Lo que parecía una tarde cualquiera, se transformó en una tragedia inesperada para María Fernanda Martínez, reconocida actriz de la televisión colombiana por su participación en producciones como Gallito Ramírez, ‘La Caponera’ y ‘Mujeres al límite’. En octubre de 2024, un accidente de tránsito alteró su rumbo y la enfrentó al mayor desafío de su vida.
Tras salir de una cita médica y disfrutar un café, la actriz cruzaba una calle cuando fue arrollada por una motocicleta que apareció sin previo aviso. “Sentí un impacto brutal, salí disparada y aterricé sobre el capó de un carro”, relató en una entrevista con ‘La Red’.
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Las consecuencias fueron inmediatas y alarmantes: una costilla fracturada, una pierna rota, inflamación cerebral y pérdida de conciencia por más de media hora. La gravedad del incidente fue tal que los médicos alertaron a su familia de la posibilidad de que “no despertara o quedara en estado vegetal”.
María Fernanda permaneció diez días en la Unidad de Cuidados Intensivos, entre pronósticos reservados y el temor constante de un desenlace fatal. Sin embargo, la fortaleza mental que la ha acompañado durante años y su práctica constante de yoga fueron clave en su recuperación. “No solo fue una prueba física, también espiritual”, dijo.
Al salir del hospital, comenzó un proceso lento y doloroso. Requirió silla de ruedas, férula, muletas y mucha paciencia. El dolor era constante. “Me dolía hasta el alma”, confesó. Pero además del impacto físico, sufrió pérdidas de memoria. “Se me borraron archivos”, explicó, al referirse a recuerdos que desaparecieron temporalmente. Los médicos le aseguraron que su mente se recuperaría progresivamente, y así ha sido.
Del motociclista que la arrolló, poco se sabe. Según testigos, iba a gran velocidad y aparentemente distraído con el celular. Aunque el seguro del vehículo cubrió los gastos médicos, el conductor nunca se presentó ante ella. En lugar de guardar rencor, la actriz decidió enfocarse en sanar. “Preferí no quedarme con la rabia. Tenía que pensar en mí y en mi hija”.
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Hoy, María Fernanda se siente afortunada de estar viva. Agradece profundamente el acompañamiento de su hija, quien fue su pilar durante todo el proceso, y se prepara para regresar al escenario con más fuerza que nunca. “Si esto no es una segunda oportunidad, ¿entonces qué lo es?”, reflexiona con serenidad.
Su historia es un testimonio de resiliencia que ha conmovido a miles de seguidores. Porque aunque la vida la puso a prueba, su espíritu nunca se quebró.
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