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Escrito por:  Sebastian Alfonso
Subeditor     Nov 19, 2025 - 1:32 pm

El mercado de vivienda nueva en Colombia atraviesa uno de los momentos más complejos en su historia reciente: nunca antes vender un proyecto había tomado tanto tiempo.

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Hoy, una etapa de vivienda de interés social (VIS) puede tardar más de 40 meses en agotarse, mientras que en el segmento No VIS el promedio supera los 50 meses, detalla Portafolio. 

Estas demoras son el resultado de una combinación de factores que comenzaron a acumularse desde 2022 y que afectaron tanto la demanda como la capacidad de financiamiento de los proyectos.

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¿Por qué se tarda tanto vender una vivienda nueva en Colombia? 

Entre 2022 y 2025 el sector enfrentó un escenario adverso: inflación elevada, tasas de interés hipotecarias en máximos y un crecimiento económico débil, especialmente en 2023. Todo esto redujo el poder adquisitivo de los hogares y les dificultó acceder a crédito, justo cuando varias constructoras avanzaban en nuevas etapas de proyectos.

A estas presiones macroeconómicas se sumó el impacto de decisiones de política pública tomadas en materia de vivienda, que —según Camacol— afectaron de manera más profunda a la vivienda VIS, donde se concentra la mayor parte de la demanda.

Históricamente, la vivienda VIS había mostrado dinámicas de comercialización más ágiles. Entre 2010 y 2015, una etapa VIS se agotaba en torno a 17 meses; entre 2018 y 2022, esa cifra subió a 24 meses. Pero la tendencia cambió drásticamente desde 2023.

Para septiembre de 2025, el tiempo de venta se disparó hasta 41 meses, lo que representa un aumento de 17 meses en menos de tres años, explica el periódico. 

Proyecto de vivienda / Getty
Proyecto de vivienda / Getty
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Uno de los elementos que explican ese salto es la acumulación de inventario terminado. Desde 2023, la VIS registra un aumento del 289 % en unidades listas para entrega y aún sin comprador, pasando del 1 % al 6 % de la oferta total. A esto se suma otro fenómeno preocupante: los desistimientos —cuando un comprador renuncia a la compra— se duplicaron, obligando a revender unidades varias veces y alargando aún más el proceso.

La mezcla de inventario acumulado, ventas históricamente bajas entre 2022 y 2024 y un aumento en desistimientos ha creado un cuello de botella que explica por qué los tiempos siguen ampliándose, incluso ahora que algunos indicadores de velocidad de venta empiezan a mostrar leves señales de recuperación.

En otras palabras, aunque la demanda podría estar despertando, el rezago en la absorción de unidades acumuladas mantiene frenado el mercado.

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