
El Banco de la República publicó un estudio que analiza el comportamiento de los precios de la vivienda en Colombia entre 1990 y 2024, concluyendo que no existe evidencia de una burbuja inmobiliaria en las últimas dos décadas. Sin embargo, la entidad pidió que se mantenga un monitoreo para que ese fenómeno no ocurra.
Aunque se han registrado periodos de encarecimiento, estos han estado relacionados principalmente con fundamentos de mercado como las tasas de interés, el entorno macroeconómico, la oferta y demanda de vivienda, los costos de construcción y la disponibilidad de crédito.
El estudio recuerda que la principal anomalía se presentó en los años noventa con la crisis del sistema Upac, cuando sí se produjo un fuerte desbalance y caída posterior de los precios. Sin embargo, desde 1997 las variaciones han sido más estables y se han corregido sin transformarse en procesos especulativos explosivos.
Periodos como 2006-2009, 2012-2014 y 2021-2022 mostraron incrementos superiores a lo previsto por los determinantes, pero al aplicar pruebas estadísticas no se confirmó la presencia de burbujas.




La investigación destaca que la vivienda es clave para la economía nacional, pues representa cerca del 20% de la inversión fija y es la tercera fuente de endeudamiento en el sistema financiero.
Por ello, aunque no se han configurado burbujas recientes, se subraya la necesidad de mantener un monitoreo constante del mercado para prevenir riesgos de sobreendeudamiento o vulnerabilidades macroeconómicas.
Por qué una burbuja inmobiliaria sería un gran problema en Colombia
Una burbuja inmobiliaria se produce cuando los precios de la vivienda suben de manera acelerada y desproporcionada respecto a los fundamentos económicos, como los ingresos de los hogares, las tasas de interés, la demanda real o los costos de construcción.
En Colombia, un fenómeno de este tipo sería problemático porque el sector inmobiliario tiene un peso estratégico en la economía: representa alrededor del 20% de la inversión fija y es la tercera modalidad de endeudamiento dentro del sistema financiero. Si los precios crecieran de manera especulativa y sin sustento, se generaría una distorsión que afectaría tanto a las familias como a la estabilidad macroeconómica.
Uno de los principales riesgos es el sobreendeudamiento de los hogares. Muchas personas asumirían créditos hipotecarios elevados para adquirir viviendas sobrevaloradas, lo que aumentaría su carga financiera.
En caso de que los precios se desplomen, los deudores quedarían con obligaciones superiores al valor real de sus inmuebles, generando problemas de morosidad y afectando al sistema bancario. A su vez, las entidades financieras enfrentarían mayores riesgos de cartera vencida, debilitando la confianza y reduciendo la disponibilidad de crédito para otros sectores.
Además, una burbuja inmobiliaria podría frenar la inversión y el crecimiento económico. Si los precios se desploman tras un periodo de auge, la construcción —uno de los sectores que más empleo genera en Colombia— se vería gravemente afectada, provocando pérdida de trabajos y desaceleración en la economía. También se afectaría el bienestar de los hogares, ya que la vivienda es un activo fundamental para la riqueza y estabilidad patrimonial de las familias.
En resumen, la formación de una burbuja inmobiliaria en Colombia sería un problema porque implicaría desequilibrios financieros, riesgo de crisis hipotecaria, inestabilidad macroeconómica y graves impactos sociales asociados al empleo y al acceso a la vivienda digna.
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