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La reciente demolición de la última casa histórica situada en una esquina estratégica de la ciudad señala una transformación urbana marcada y simbólica. Esta intervención, establecida en el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) desde 2017, obedece al objetivo de incentivar la densificación vertical en zonas de topografía desafiante. La construcción de dos torres de apartamentos en lugar de casas antiguas ha reavivado la discusión entre la necesidad de crecimiento urbano y la conservación del patrimonio, un dilema presente en territorios urbanos dinámicos donde el desarrollo y la memoria colectiva entran en tensión constante.
Los relatos de vecinos y expertos como el arquitecto José Wilmar Jaramillo dan cuenta de la importancia de estas viviendas. Por generaciones, estructuras como “la casa roja”—levantada hace 95 años en guadua por Quintiliano Villegas y que funcionó más de seis décadas como un popular salón de belleza—no solo fueron símbolo arquitectónico, sino también lugares de encuentro comunitario. Personalidades locales como la exgobernadora Pilar Villegas y Luz Marina Zuluaga, Miss Universo 1958, frecuentaron estos espacios, reforzando su relevancia social. El derribo de estas edificaciones implica no solo la desaparición de elementos materiales, sino también la ruptura de lazos y tradiciones enraizadas en la experiencia local.
La orientación hacia edificaciones verticales cuenta con el respaldo de políticas públicas como el POT y responde a la necesidad de optimizar el uso del suelo ante la expansión territorial limitada. Según expertos recogidos por el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, la densificación urbana aparece como estrategia principal frente a desafíos como la congestión, el déficit habitacional y la sostenibilidad en áreas con restricciones geográficas. Sin embargo, dichas transformaciones exigen también políticas que permitan salvaguardar los valores patrimoniales y garantizar la inclusión de los antiguos habitantes para evitar exclusiones injustas.
Este fenómeno no es exclusivo de una sola ciudad: se repite en América Latina, donde investigaciones de medios como El Espectador advierten la acelerada desaparición de viviendas tradicionales en barrios patrimoniales debido a la presión inmobiliaria. Expertos en conservación cultural sugieren fortalecer herramientas como inventarios digitales y programas de restauración que combinen fondos públicos y privados, buscando un equilibrio entre lo antiguo y lo moderno, así como la defensa de la identidad urbana.




Desde la mirada social, la demolición afecta aspectos que trascienden lo arquitectónico. Carlos Eduardo Sanabria Aranzazu resalta que estos hogares también cumplían el papel de microcomunidades y negocios familiares, estructurando el día a día de los habitantes. Estudios sociológicos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) muestran que eliminar estos espacios puede provocar desplazamientos tanto culturales como geográficos, erosionando la cohesión social y dejando una sensación de pérdida difícil de reemplazar. Considerar estas dimensiones resulta fundamental al impulsar procesos de transformación urbana que, además de buscar eficiencia y estética, coloquen a la comunidad en el centro de la toma de decisiones.
Por último, la reflexión del arquitecto Jaramillo sobre la inevitabilidad del cambio remarca el carácter siempre mutable de las ciudades. El reto está en canalizar ese dinamismo hacia modelos de desarrollo que preserven la historia y fortalezcan la pertenencia local, sin sacrificar el acceso a vivienda y soluciones sostenibles. Fundaciones como Gabo, en sus recomendaciones sobre periodismo de investigación, insisten en la necesidad de documentar estos fenómenos con profundidad, aportando contexto histórico y dando voz tanto a expertos como a afectados, para propiciar un debate informado y plural sobre el modelo de ciudad que se desea construir en el futuro.
¿Qué implicaciones tiene la densificación para la identidad de los barrios históricos? La densificación vertical, aunque responde a la demanda de viviendas y la eficiencia en el uso del suelo, genera cambios profundos en el tejido social y cultural de los barrios históricos. Investigaciones referenciadas por El Espectador han demostrado que, al sustituir viviendas tradicionales por edificaciones modernas, se transforma la configuración urbana y el sentido de pertenencia de sus habitantes. Este proceso puede llevar a la desaparición de costumbres, redes de apoyo vecinal y oficios ligados a espacios patrimoniales.
La identidad urbana depende en gran medida de la arquitectura y la vida comunitaria que se genera en torno a ella. Cambiar la dinámica de un barrio histórico por medio de demoliciones y nuevas construcciones puede alterar los recuerdos colectivos y debilitar el vínculo entre la historia del lugar y sus actuales residentes. En ese contexto, conciliar la necesidad de crecimiento con la salvaguarda de la identidad requiere de políticas integrales y participación ciudadana efectiva.
¿Cuáles son los desafíos para preservar el patrimonio arquitectónico en el marco del POT? El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) busca organizar y orientar el desarrollo de la ciudad, priorizando en ocasiones la densificación por sobre la conservación. En este contexto, el principal desafío es equilibrar el interés público en el acceso a vivienda y servicios con la preservación de edificaciones que representan la memoria y cultura local. La falta de inventarios detallados y recursos para restauración complica este proceso, según lo expuesto por expertos en políticas urbanísticas y reportes de la Fundación Gabo.
Otra dificultad radica en la presión que ejercen los agentes inmobiliarios sobre áreas patrimoniales, lo que favorece la demolición de construcciones históricas a favor de proyectos más rentables. Para enfrentar estos retos, se requieren mecanismos legales y programas de incentivos que fomenten la restauración y valorización del patrimonio, así como proyectos participativos que permitan a la comunidad influir en las decisiones sobre su propio entorno.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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