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Transfiya, la plataforma de transferencias inmediatas desarrollada por ACH Colombia, ha alcanzado en 2025 cifras históricas que resaltan su papel en la transformación del sistema financiero nacional. De acuerdo con datos reportados por la misma entidad, en los primeros siete meses del año se efectuaron más de 282 millones de transferencias, lo que representa un crecimiento interanual del 214 % respecto al 2024. Este notable ascenso posiciona a Transfiya como una de las alternativas preferidas por los colombianos para mover dinero de manera rápida, segura y en tiempo real, según lo reseñado por el artículo original.
Transfiya extiende su funcionalidad a más de 27 entidades financieras del país, incluidas no solo bancos tradicionales, sino también cooperativas, billeteras digitales y compañías de financiamiento. Esta ampliación ha sido fundamental para llegar a zonas apartadas y ciudades intermedias, donde la presencia de sucursales bancarias suele ser limitada. Como resultado, la plataforma ha impulsado una mayor inclusión financiera, permitiendo que sectores históricamente excluidos del sistema bancario formal accedan a servicios digitales, de acuerdo con los informes citados por el DANE y la Superintendencia Financiera de Colombia.
El impacto de Transfiya va más allá de la cantidad: se ha convertido en una solución cotidiana para pagos entre personas (P2P), compras en pequeños comercios y transacciones en áreas con baja bancarización. Gustavo Vega Villamil, presidente de ACH Colombia, atribuye este éxito a la confianza depositada por los usuarios en herramientas que ofrecen “soluciones ágiles, seguras y sin fricciones”. Este fenómeno refleja el cambio global hacia la digitalización, especialmente después de la pandemia de COVID-19, que aceleró la preferencia por plataformas virtuales, como lo confirma el Banco de la República y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Un contexto clave para entender este crecimiento es la acelerada transformación digital en Colombia: en 2024, el 65 % de los adultos colombianos ya utilizaban plataformas digitales para sus transacciones, conforme a un estudio de la Superintendencia Financiera. Paralelamente, datos del DANE indican que casi una cuarta parte de la población adulta sigue excluida del sistema financiero formal, lo que evidencia la necesidad de soluciones como Transfiya. Plataformas accesibles, de bajo costo y funcionamiento desde dispositivos móviles se convierten así en herramientas decisivas para integrar más colombianos a la economía digital.




De cara al futuro, ACH Colombia ha anunciado una serie de acciones para fortalecer el ecosistema de pagos digitales. Estas incluyen alianzas estratégicas, la incorporación de más casos de uso y campañas de educación financiera enfocadas a superar barreras tecnológicas y culturales, especialmente en zonas rurales o vulnerables. El objetivo es no solo sostener el crecimiento en número de transacciones, sino también consolidar la confianza y el conocimiento entre los usuarios, aspecto destacado en el plan estratégico difundido por la propia organización.
Por otra parte, la evolución institucional de ACH Colombia —fundada en 1997— ha sido notable, pasando de operar como cámara de compensación automatizada a convertirse en un referente de servicios fintech, incluyendo el popular PSE y la plataforma ACH Opendata. Este liderazgo ha sido reconocido por prestigiosas organizaciones, como USAID y los Premios Dejando Huella, lo que subraya su relevancia para la innovación y la interoperabilidad financiera nacional.
A nivel internacional, la consultora McKinsey destaca que esquemas como el de Transfiya, basados en la interoperabilidad financiera, contribuyen a la democratización del acceso a servicios, incrementan la competencia y reducen los costos para todos los actores. El caso colombiano es, por tanto, un ejemplo para otros países de Latinoamérica que buscan replicar modelos exitosos para impulsar la bancarización y la movilidad financiera digital.
En síntesis, mediante una apuesta decidida por la innovación tecnológica y la expansión de servicios, Transfiya está consolidando su papel como pilar de la transformación digital colombiana. El futuro de la plataforma estará ligado al desafío de bancarizar territorios remotos, avanzar en la digitalización monetaria y mejorar la formación financiera de la población.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Qué es la interoperabilidad financiera y por qué es relevante en el caso de Transfiya?
La interoperabilidad financiera es la capacidad de distintas entidades y plataformas del sector financiero para operar entre sí, garantizando que los usuarios puedan enviar, recibir y utilizar fondos sin importar la institución de origen o destino. En el caso de Transfiya, este principio es esencial porque permite que más de 27 entidades financieras estén conectadas, facilitando transferencias inmediatas incluso entre clientes de diferentes bancos, cooperativas o billeteras digitales. Esta característica potencia considerablemente el alcance de la plataforma y es clave para la inclusión financiera en Colombia.
La relevancia de la interoperabilidad radica además en el fomento de la competencia y la reducción de costos para los usuarios. Un ecosistema donde los servicios pueden integrarse de manera fluida incentiva la innovación y democratiza el acceso a los servicios financieros, consolidando modelos exitosos como el de Transfiya, según lo evidenciado por informes de McKinsey y el BID.
¿Qué desafíos enfrenta la expansión de servicios digitales en zonas rurales de Colombia?
Uno de los principales retos de cara a la bancarización total del país es la limitada cobertura tecnológica en áreas remotas. A pesar de los avances en plataformas como Transfiya, regiones con conectividad deficiente o baja penetración de teléfonos inteligentes pueden quedar rezagadas en el acceso a soluciones digitales. Según el DANE, las brechas tecnológicas y culturales son factores determinantes en la exclusión financiera.
Por ello, ACH Colombia ha enfocado acciones específicas para llegar a estos sectores a través de campañas de educación financiera, alianzas con entidades locales y el desarrollo de plataformas que funcionen en dispositivos básicos. Sin embargo, superar la resistencia cultural y garantizar la infraestructura tecnológica necesaria siguen siendo metas por alcanzar para lograr una verdadera inclusión financiera nacional.
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