“Necesitamos exigirles a otros países también en el marco de esta geopolítica global que comiencen a decrecer en sus modelos económicos”, señaló la titular de Minas y Energía, justo antes de cortar su discurso supuestamente pidiendo silencio en el auditorio.

El tema pareció quedar en el aire después de que Vélez protagonizara otro desaguisado al dejar botada una rueda de prensa viéndose confrontada por periodistas.

(Vea también: Minminas pidió a otros países “decrecer” y, asustada, dejó botada rueda de prensa)

Sin embargo, el presidente Petro no dejó pasar el caso y salió a defender lo dicho por la ministra dando a entender que el concepto no había surgido espontáneamente, sino que lo adoptó de su especialización de Desarrollo y Medio Ambiente en la Universidad de Lovaina, Bélgica:

“Lo primero que me enseñaron fue la ‘Teoría del decrecimiento’, de Serge Latouche”, mencionó Petro, citando un artículo de la cooperativa Coomeva en el que se esboza una explicación del mismo.

¿Qué propone la teoría del decrecimiento de Serge Latouche?

El artículo destaca la teoría como “una megatendencia actual de pensamiento económico, político y social” cuya base es “la disminución controlada y progresiva de la producción”. Y es que es esa producción la que considera fuera de control como resultado del modelo capitalista actual y su escasa conciencia sobre cuan limitados son los recursos que ofrece el planeta, atribuyéndole como consecuencias la creciente desigualdad, el hambre y la pobreza.

“Expertos sobre el tema han señalado, incluso, que la palabra decrecimiento parece más adecuada que el término desarrollo sostenible porque su significado es claro: sólo hay un camino posible, vivir con menos, y el reto está ahora mismo en ‘vivir mejor con menos’”, añade.

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Atribuida al economista rumano Nicholas Georgescu-Roegen y relanzada por el francés Serge Latouche, la teoría considera un error que el modelo capitalista priorice el crecimiento indefinido del Producto Interno Bruto (PIB) y propone cambios que pasan por abandonar el consumismo, cambiar los estándares de calidad de vida y la escala de valores, y adoptar un estilo de vida sencillo.

Todo con base en 8 postulados, según detalla el artículo de Coomeva: “Revaluar, reconceptualizar, reestructurar, relocalizar, redistribuir, reducir reutilizar y reciclar”.

Las polémicas frases de Serge Latouche, ideólogo del producir menos y consumir menos

En una entrevista con El País, hace casi una década, Latouche sostiene que la crisis del capitalismo es una crisis de la civilización y de la humanidad, que el crecimiento ha sido especulativo desde la crisis mundial del petróleo y que es necesario “un cambio radical de orientación”.

El diario español incluso advierte que algunas de sus palabras pueden resultar regresivas, pues el francés no duda en proponer cosas que van muy en contravía con los conceptos de la economía tradicional, como cuando sostiene que hay que “trabajar menos para ganar más, porque cuanto más se trabaja, menos se gana”:

“Si se trabaja más, se incrementa la oferta de trabajo, y como la demanda no aumenta, los salarios bajan”, explicó.

Sin embargo, el tema no se reduce a eso, pues otro de los dichos del economista puede dar a entender el por qué de otras de las propuestas del gobierno Petro, como los impuestos a productos azucarados. “Hay que comer mejor, consumir productos sanos y respetar los ciclos naturales. Para todo ello es preciso un cambio de mentalidad”, sostuvo.

(Lea después: Petro salió a defender a ministra de Minas por aquello de exigir a países que decrezcan)

Más empleo o más desempleo: los temores sobre el decrecimiento económico

En Latinoamérica no es nueva la teoría del decrecimiento. En Chile se contempló incluirla en la nueva Constitución que está a punto de ser sometida a plebiscito. Allí se cuestionó que, contrario a lo que cree Latouche, su aplicación podría tener efectos adversos como el aumento del desempleo y una menor recaudación fiscal, según recogió el informativo Emol.

Aunque se decidió que no resultaba conveniente dejar este ni ningún modelo económico plasmado en una carta magna, la conclusión fue que la propuesta podría llegar a ser necesaria en el futuro, pero su aplicación dependería de que se hiciera a gran escala para poder comprobar sus efectos.

Mientras tanto, aunque las principales críticas apuntaron a que se trata de una propuesta altamente ideologizada, quedó en el aire la duda sobre la conveniencia de seguir midiendo el crecimiento económico con el PIB, señalando que ya hay países que lo hacen con otros índices más cualitativos que cuantitativos.