
Según proyecciones recientes del Banco de Bogotá, este podría llegar a 1,6 millones de pesos, lo que representaría un incremento cercano al 12,4 %. Un ajuste de esta magnitud superaría el 7 % real (descontando inflación), el más alto en 40 años.
Aunque mejoraría el poder adquisitivo en el corto plazo, podría generar presiones inflacionarias en el mediano plazo, especialmente en servicios intensivos en mano de obra como restaurantes, peluquerías, guarderías o administración de copropiedades.
La inflación ha mostrado dificultades para ubicarse dentro del rango meta del Banco de la República (2 %-4 %), en gran parte por el peso del salario mínimo sobre precios y servicios.
De mantenerse un aumento moderado (+9,5 %), la inflación podría cerrar 2026 en 4,1 %, pero con un ajuste mayor (+12,4 %) alcanzaría 4,7 %.




El informe advierte que el impacto también dependerá de la reforma tributaria y del comportamiento del dólar.
Una tasa de cambio más baja favorecería a alimentos y bienes importados, reduciendo costos y ayudando a la inflación en esos rubros. Sin embargo, el componente de servicios seguiría siendo el gran desafío y dependerá en buena medida de la decisión final sobre el salario mínimo.
Por qué aumento del salario mínimo es clave para miles en Colombia
El aumento del salario mínimo en Colombia representa un beneficio directo para millones de trabajadores y sus familias, ya que mejora su poder adquisitivo y les permite acceder con mayor facilidad a bienes y servicios esenciales como alimentación, vivienda, educación y salud.
En un país con altos niveles de desigualdad, los incrementos significativos en el ingreso básico ayudan a reducir brechas sociales, puesto que impactan especialmente a los sectores de menores recursos, quienes destinan la mayor parte de su salario al consumo diario. De esta manera, un salario mínimo más alto no solo contribuye a mejorar la calidad de vida, sino que también promueve una mayor inclusión social.
Además, el incremento salarial tiene un efecto positivo sobre la economía nacional al dinamizar el consumo interno. Cuando las familias cuentan con más ingresos disponibles, tienden a gastar más en bienes y servicios, lo que impulsa la demanda en sectores como comercio, industria y servicios.
Este mayor consumo genera un círculo virtuoso: las empresas venden más, lo que puede motivar nuevas inversiones, la apertura de negocios y la creación de empleos. En consecuencia, un aumento sostenido del salario mínimo se convierte en un motor para el crecimiento económico y la estabilidad del mercado laboral.
Otro aspecto relevante es que un salario mínimo más alto también contribuye a la formalización laboral. Muchos trabajadores que se mantienen en la informalidad lo hacen porque no encuentran atractivo el salario formal frente a las exigencias y obligaciones que conlleva.
Al subir el ingreso mínimo, se incrementa el incentivo para que los empleados prefieran trabajos formales, donde cuentan con seguridad social, pensión y otros beneficios legales. Finalmente, los aumentos del salario mínimo envían un mensaje de compromiso del Estado con la equidad y la dignidad laboral, fortaleciendo la confianza en las instituciones y en las políticas de desarrollo social.
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