Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Marizol Gómez   May 19, 2024 - 8:10 am
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A EPM se le están juntando los problemas. Luego de más de una década de embarcarse en millonarias inversiones en países de la región y más recientemente en el complicado mercado de la costa Caribe, varias filiales están arrojando cifras adversas.

En los estados financieros del último trimestre de 2023, empresas como Aguas de Antofagasta (en Chile), Tecnología Intercontinental (Ticsa), Aguas de Morelia (estas dos en México) y Afinia (en la costa Caribe) aparecieron en la lista de activos deteriorados; es decir, que su valor en el mercado se viene reduciendo.

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Aunque la situación más crítica se presenta en Afinia, que desde 2020 ya le ha drenado por lo menos $2 billones a EPM y arroja pérdidas mensuales que oscilan entre los $80.000 y $90.000 millones, las inversiones en el extranjero aún están lejos de convertirse en los boyantes negocios prometidos años atrás.

De acuerdo con cifras entregadas por EPM en respuesta a un cuestionario, dichos deterioros se tradujeron en un impacto de $149.000 millones al cierre de 2023.

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Si bien la empresa sostiene que dicho impacto no fue efectivo (“es decir, que no genera salida de caja”) y que la sostenibilidad financiera tanto de la matriz como del grupo nunca han estado en riesgo, para otros la situación amerita debatir la pertinencia de mantener esos activos, recordando las presiones internas que ya experimenta la compañía y las necesidades en materia de servicios públicos que tienen tanto Medellín como Antioquia.

Dejando por fuera a Afinia, cuyo deterioro fue de lejos el más robusto ($111.638 millones), la empresa con el segundo deterioro más grande fue Aguas de Antofagasta, dedicada a la producción, distribución y tratamiento de agua potable que sufrió un golpe de aproximadamente $25.000 millones.

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Esta inversión, que le costó a EPM 965 millones de dólares (equivalentes entonces a $2,4 billones de 2015), fue presentada como una de las incursiones más ambiciosas de la entidad en el mercado latino y una oportunidad de oro para que el grupo se metiera en el negocio de la desalinización de agua y la venta de agua en bloque.

“Aguas Antofagasta presentó un deterioro equivalente a $25.000 millones, como resultado del agotamiento natural de la concesión otorgada por la Empresa Concesionaria de Servicios Sanitarios, que termina en 2033”, informó EPM en la respuesta escrita allegada a este medio.

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En el renglón siguiente, otra empresa con deterioro es Ticsa, dedicada al diseño, construcción, puesta en marcha, operación y mantenimiento de sistemas de tratamiento de aguas en México adquirida en 2013 y también presentada como un negocio muy rentable.

La compra del 80% de dicha empresa le implicó a Medellín un desembolso de 113 millones de dólares y se presentó como la culminación de un esfuerzo que avanzaba desde 2009 para incursionar en el mercado mexicano, en este caso haciéndose al control de una tercera parte del mercado de tratamiento de aguas residuales de ese país. De acuerdo con EPM, esta empresa sufrió un deterioro de $12.000 millones.

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En ese país, otra filial golpeada fue Aguas de Morelia, que tuvo un deterioro de activos de 945.342 pesos mexicanos con corte a septiembre de 2023, equivalentes a más de $200 millones.

“Ticsa presentó un deterioro de 12 mil millones de pesos y Aguas de Morelia de 0,2 millones de pesos, originados por la unificación de prácticas contables para la presentación de estados financieros de Grupo”, señaló EPM, argumentando que estas cifras no han tenido un impacto en los ingresos de la empresa, ya que si se ponen en un misma bolsa a todas sus filiales (incluyendo las anteriormente mencionadas) las mismas habían aportado un 41% de las utilidades de la matriz ($1,6 billones).

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No obstante, en medio de este panorama, sobre la mesa aparece el dilema de si la mejor alternativa para la compañía pública es seguir metiéndose la mano al bolsillo para mantener esos negocios. Para la exconcejala María Paulina Aguinaga, una de las voces críticas de esa expansión, además de Afinia, Ticsa y Aguas de Antofagasta, también debe pensarse en la situación de Tigo-Une, Emvarias, Aguas de Malambo, la central Bonyic y Maxseguros, que de igual forma tienen bajo presión a las finanzas del grupo.

“Cuando uno mira los estados financieros y compara los de la matriz con los del grupo, la utilidad de la matriz, con corte al 31 de diciembre de 2023, fue de $3,7 billones, y la del grupo, como si consolida todas esas pérdidas, fue menor, de $3,4 billones”, dice. “Vale la pena que EPM revise eso, porque hay inversiones que lo único que le están trayendo a la empresa es pérdidas. Antofagasta, además de que no le reporta utilidades y el deterioro en los activos, exige realizar grandes inversiones para poder mantener más de 1.000 kilómetros de tubería y poder construir nuevas plantas desalinizadoras”, advierte, y agrega que no ve lógico que con los recursos de Medellín se termine costeando servicios públicos en el extranjero.

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Por otro lado, para el concejal Luis Guillermo Vélez, toda esta situación también pone en el tablero una asimetría en el funcionamiento de EPM, en donde el margen para embarcar al grupo empresarial en esos proyectos es muy amplio –requiriendo solo luz verde de su junta directiva– pero es enrevesado a la hora de salir de ellas, demandando una aprobación en el Concejo en la que, más allá de la discusión técnica, muchas veces todo termina encausándose a las disputas políticas.

“Yo creo que es hora de que EPM revise la pertinencia de mantener inversiones como las de Antofagasta, las de México y otras. Eventualmente, pueden venderse esos activos y EPM puede traer recursos para completar temas de acueducto en todo el departamento o crear eventualmente fondos de capital de riesgo en asocio con el sector privado, para impulsar la creación de empresas exportadoras o de tecnología en distintos sectores de la ciudad, para impulsar la creación de empleo”, propone.

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Al ser consultada sobre ese proceso, EPM señaló que dichas revisiones se hacen de forma constante, al tiempo que se mantuvo en que las cuentas están en orden. “Los deterioros registrados a diciembre de 2023 no comprometen la sostenibilidad financiera de la empresa. EPM continuamente realiza seguimiento de sus inversiones, con el fin de identificar acciones que permitan proteger el patrimonio público”, agregó la empresa.

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