
El Gobierno Nacional presentará este viernes 29 de agosto su reforma tributaria ante el Congreso, con la meta de recaudar 26,3 billones de pesos para financiar un presupuesto total de 556,9 billones de pesos en 2026.
El proyecto, liderado por el ministro de Hacienda Germán Ávila, plantea ajustes al IVA en productos de consumo de altos ingresos, impuestos al tabaco, alcohol, emisiones de carbono y juegos de azar en línea, además de mayores gravámenes a la renta y el patrimonio. Incluso contempla tributos a las iglesias.
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El Ejecutivo asegura que la propuesta busca mayor progresividad tributaria, es decir, que quienes más recursos poseen, aporten más.




Sin embargo, la iniciativa ha generado controversia. La senadora Angélica Lozano, ponente del Presupuesto 2026, afirmó que se trata de la reforma con mayor recaudo en un siglo, pero advirtió que incrementará la deuda y el pago de intereses, comparándolo con un “gota a gota internacional”.
Asimismo, señaló que el Gobierno podría buscar la aprobación del presupuesto por decreto, como ha ocurrido en el pasado.
Otros congresistas, como Enrique Cabral, alertaron sobre un presupuesto inflado y una tributaria “irreal”, difícil de aprobar.
El debate se centra en alcanzar un monto realista y garantizar que el presupuesto se apruebe por ley y no por decreto, mientras persisten dudas sobre el respaldo en la Cámara de Representantes.
Por qué habrá nueva reforma tributaria en Colombia
La nueva reforma tributaria en Colombia surge como respuesta a una combinación de factores económicos, fiscales y sociales que han venido presionando las finanzas públicas en los últimos años.
El Gobierno enfrenta un escenario de alto endeudamiento, bajo nivel de recaudo y un gasto creciente en programas sociales, infraestructura y compromisos de deuda. La deuda pública ha aumentado considerablemente y genera una carga de intereses cada vez más difícil de sostener, lo que obliga al Ejecutivo a buscar fuentes adicionales de ingresos.
Además, la evasión y la elusión tributaria siguen representando un problema estructural: se estima que el país pierde más de $ 70 billones al año en impuestos no recaudados, lo cual limita la capacidad del Estado para cumplir con sus responsabilidades. En este contexto, una reforma tributaria se convierte en un mecanismo inevitable para asegurar recursos y garantizar la estabilidad fiscal.
Otro factor determinante es la necesidad de avanzar hacia un sistema tributario más progresivo. Colombia tiene una de las cargas fiscales más bajas de la región, con un recaudo insuficiente frente a las necesidades sociales. El Gobierno plantea que quienes tienen mayores ingresos o patrimonios deben aportar más, mientras que se busca desincentivar prácticas nocivas para la salud y el medioambiente mediante impuestos al tabaco, alcohol y carbono.
También se incluyen gravámenes al consumo de ciertos bienes y servicios, como los juegos de azar en línea, y un fortalecimiento de la tributación sobre la renta y el patrimonio. Estos ajustes pretenden distribuir de manera más equitativa las cargas y cerrar brechas en el sistema.
La coyuntura política y económica marca la urgencia de esta reforma. El presupuesto proyectado para 2026 supera los $ 550 billones y no puede financiarse con los ingresos actuales. Por eso, la tributaria busca garantizar que haya recursos suficientes para cumplir compromisos estatales, sostener la inversión pública y evitar que el déficit y la deuda alcancen niveles críticos.
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