Por: El Colombiano

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Este artículo fue curado por Juan Orduz   Ago 14, 2023 - 5:48 pm
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Aunque los expertos en temas de Hacienda dicen que es normal que la ejecución presupuestal tenga un poco de rezago en el primer año de gobierno, mientras los líderes de cada cartera le “cogen el tiro” al desarrollo de los proyectos, particularmente el actual muestra unos niveles de atraso importantes que pusieron bajo la lupa al gabinete del presidente Gustavo Petro.

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Entre enero y julio de este año los pagos significaron apenas el 43,5% del total de la apropiación presupuestal para este año excluyendo el servicio de la deuda (en el mismo lapso de 2022 iban en 47,4%), un rezago frente a la ejecución promedio desde el año 2000, que es de 45,2%.

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Más y menos preocupantes

El nivel de alarma es diferente dependiendo del cristal con que se mire. Por ejemplo, las entidades de Educación y Salud (junto a las de Minas) estuvieron entre las que mostraron buen desempeño a julio. Las primeras tienen comprometido presupuestalmente el 73,2% de los recursos y han pagado en caja el 59,5%; mientras que las segundas han comprometido 60,6% y han pagado el 56,1%.

No obstante, sectores como transporte, deporte y trabajo muestran un importante rezago. Sus indicadores de pago son, respectivamente, de 17,9%, 17,3% y 23,7%, reflejando una brecha y preocupación mayúscula en el entendido de que son claves para el desarrollo social y económico (ver gráfico).

En este sentido, los ministros de Petro tuvieron que rendir cuentas la semana pasada en el Congreso. Una de ellas fue la minTrabajo, Gloria Inés Ramírez, quien generó polémica por no asistir a responder por la baja ejecución de su cartera y pedir que se aplazara el debate, lo cual fue denegado y le obligó a presentarse a última hora.

También estuvo en el recinto el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, quien prevé un 2024 con deterioro en déficit fiscal, exaltó los datos de las entidades de Salud y Educación, e igualmente manifestó preocupación sobre la diferencia entre los recursos comprometidos y los pagados en materia de Transporte, rubro clave en términos de obras de infraestructura, por ejemplo.

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Sobre la cartera de Trabajo, dijo Bonilla, los datos muestran que “ha comprometido $11 billones y pagado $9 billones”; en su concepto, este ministerio “realmente es la caja de los fondos de pensiones”.

Problemas de fondo

Más allá de ser meros porcentajes que reflejan un bajo desempeño del Gobierno con la billetera que se aprobó para este año, la situación podría tener consecuencias relevantes en las cuentas nacionales.

Raúl Ávila, profesor de la Universidad Nacional, aseguró que es una situación para prestar atención partiendo de que el principal ejecutor de gasto en el país viene a ser el Gobierno Nacional “y eso genera problemas en cuanto a generación de empleo, desarrollo de infraestructura, o el movimiento de bienes y servicios”.

Además, el académico subrayó una “piedra” en el camino: la Ley de Garantías, pues las restricciones propias del período en el que esta surte sus efectos podrían hacer que varios proyectos queden sin financiación de no haber un manejo adecuado, lo cual perjudicaría aún más el nivel de ejecución.

Para Ávila, también se podría afectar la confianza de inversionistas y “se esperaría que con el llamado de atención del Congreso, el Gobierno enderece rápidamente el rumbo”, pero con una ejecución del 43,5% en lo que va del año difícilmente se logren cumplir las apuestas del Ejecutivo.

A ojos de José Manuel Restrepo, rector de la Universidad EIA y exministro de Hacienda, la baja ejecución es quizás el mayor lunar del primer año del gobierno Petro. “Eso, entre otras, tiene un impacto en política social”.

Crítica desde el Congreso

Por su parte, el senador de Cambio Radical, David Luna, hizo varias críticas al Gobierno relacionadas con ese rezago, como la lentitud en la implementación del programa de Renta Básica o la larga espera por los subsidios de Mi Casa Ya, el cual ha sufrido cambios en el último año.

“Con 422 billones aún en espera de una adecuada gestión en 2023, es sorprendente que se soliciten 502.6 billones para 2024. ¿Cómo se garantizará una mejor administración el próximo año?”, cuestionó Luna.

Por ahora, el Gobierno se raja en su primer año en materia de ejecución presupuestal y habrá que ver si en los meses que quedan podrá meter el acelerador a la par que hace una adecuada planificación de los recursos.

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