Justo cuando se llevan a cabo las discusiones y las votaciones del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) en el Concejo de Bogotá, el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, le hizo reparos y se lo hizo saber a la alcaldesa, Claudia López, principal propulsora de ese plan y una de sus más férreas defensoras.

Uno de los puntos críticos de ese POT, que despertó la crítica de Malagón, es que establece que el área mínima de las viviendas en Bogotá deberá ser de 42 metros cuadrados (M2). Esto se opone a muchos proyectos que se adelantan en la capital y que ofrecen apartamentos ‘cajitas de fósforos’ que valen una millonada, diseñados para que, a duras penas, quepa la cama, junto a la cocina y el baño.

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En una carta que le envió a la alcaldesa, Malagón, primero, justifica “la presencia de unidades de vivienda de menor área” que, según él, “responde a las dinámicas demográficas que está experimentando nuestro país. […] Según cifras del DANE, en Bogotá el número de personas por hogar pasó de 3,6 en 2005 a 2,8 en 2020, tendencia que se prevé que se mantenga, llegando a 2 integrantes en promedio para mediados de siglo”.

El ministro también asegura que “los hogares jóvenes —que tienden a demandar unidades con menores áreas— representan una participación cada vez mayor en el mercado VIS, representando el 43% de las ventas de este segmento en 2020”. Y ofrece más datos en su argumentación: “[…] El 43% de los hogares de la ciudad con ingresos entre 0-4 SMMLV se encuentran conformados por 2 personas o menos, mientras que en el caso de los hogares con ingresos superiores a 4 SMMLV, este porcentaje es del 31%”.

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Cita, así mismo, datos de Coordenada Urbana, según los cuales “el 78,6% de las viviendas con área inferior a 42 m2 y el 68,6% de las viviendas con área inferior a 36 m2 en Bogotá pertenecen a estratos 1, 2 o 3”.

Por esas razones, Malagón considera “necesario revisar” la restricción a las áreas mínimas de las viviendas VIS en la ciudad, “dadas las consecuencias que esta medida podría tener en términos de segregación, acceso a vivienda por parte de hogares con pocos integrantes y de menores ingresos, y sobre la producción de vivienda de interés social en la ciudad”.

El ministro tampoco ve bien la apuesta de la administración distrital por la renovación urbana, pues, de acuerdo con las cuentas de Malagón, se suma a la “ausencia de nuevo suelo de expansión”, lo cual “aumentará la presión en el valor del suelo dentro del perímetro urbano de la ciudad”. Esta situación, “aunada a la limitación del área de las viviendas y a la gestión predial requerida en el caso de la renovación urbana, dificultarán en gran medida el cierre financiero en el futuro desarrollo de proyectos VIS-VIP en Bogotá”, estima el ministro.

La respuesta de Claudia López al ministro de Vivienda

La alcaldesa de Bogotá reaccionó a los planteamientos de Malagón, y comenzó por recordar que el POT es de autonomía municipal y cada territorio lo ajusta de acuerdo a sus necesidades. Pero también preguntó: “¿En cuántos metros cuadrados vive el señor ministro de Vivienda?”.

“¿Una familia de cuatro personas que se gana dos salarios mínimos no tiene derecho a una vivienda digna y segura?”, preguntó de nuevo la alcaldesa, y después ´precisó que “Bogotá va a cumplir con esa deuda social que tiene con las familias más pobres”.

Agregó que en su administración no va a permitir que los subsidios de la VIS fueran para financiar los apartaestudios de personas con altos ingresos económicos y se refirió a proyectos que llaman la atención en lujosos sectores del norte de Bogotá.

“Con plata VIS, que es Vivienda de Interés Social para una familia pobre, se están haciendo apartaestudios para yupis en la calle 93. ¡Eso es corrupción!”, dijo López.