En su informe de 2019, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) considera que “factores estructurales” están ralentizando el crecimiento chino, pero destaca que, comparado con estándares internacionales, este sigue siendo “robusto”.

La OCDE pronostica en su informe presentado este martes en Pekín que 6,2 % de crecimiento para este año y de 6 % para 2020, lo que supondría el avance más lento en casi 30 años.

En 2018 la economía china —que aporta actualmente cerca de la cuarta parte del crecimiento global— creció 6,6 % y el gobierno chino prevé que lo haga entre un 6 y un 6,5 % este año.

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Aun así, el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita chino doblará en 2020 al existente en 2010 y de aquí al 2030 China contribuirá más al crecimiento global que todos los países de la OCDE en su conjunto, según el informe.

“China continúa siendo el mayor motor del crecimiento económico mundial y su convergencia con las economías avanzadas continúa pese a la ralentización”, afirmó el vicesecretario general de la OCDE, Ludger Schuknecht, durante la presentación del estudio en Pekín.

Entre los factores que ralentizan la expansión económica el texto destaca el envejecimiento de la población y la disminución de las personas en edad de trabajar.

La economía continúa reequilibrándose y los factores que más impulsan el crecimiento son los servicios y el consumo, que se beneficia a su vez del bajo desempleo y el crecimiento de los salarios.

Con todo, el debilitamiento de la economía global y las tensiones comerciales crean “incertidumbre” sobre las exportaciones, lo que afecta especialmente a las pequeñas y medianas empresas.

“Una mayor escalada de los aranceles a la importación que afrontan los exportadores chinos tendrá un impacto más severo en la actividad, el empleo y los beneficios empresariales”, se advierte en el texto.

La OCDE constata que el gobierno chino ha hecho frente a la debilidad de las exportaciones con medidas de estímulo como reducción de impuestos, facilidad de acceso a créditos o inversiones en infraestructuras, pero alerta de que estas políticas corren el riesgo de incrementar la abultada deuda corporativa, más alta que en otras grandes economías.

“China está aún en una encrucijada, se enfrenta a importantes retos internos y externos para mantener su fuerte posición a largo plazo. La política debe perseguir el asegurar una economía que funcione mejor y que proporcione un crecimiento estable e inclusivo para todos”, resumió Schuknecht.