La rivalidad entre Nacional y Junior ha tomado mayor relevancia desde que en Colombia empezaron a disputarse los torneos cortos. Han jugado tres finales con un saldo de dos títulos en liga para el Verdolaga. Pero hubo un momento especial en los enfrentamientos de estos dos grandes clubes: el cabezazo que cambió la historia.

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El 2004-II era el único antecedente entre paisas y costeños por finales de liga en torneos cortos, con un desarrollo épico para Nacional y para los futboleros neutrales, pero con un desenlace feliz para el Junior de Barranquilla. Para conocer a qué nos referimos haz clic aquí .

Pero la vida, tarde o temprano, siempre da revancha: en la Liga 2014- I, diez años después de aquella final perdida, Atlético Nacional le ganaría la estrella al Tiburón en una una nueva definición desde el punto penal de la mano del profesor Juan Carlos Osorio y de un plantel de futbolistas que, por lejos, había sido el mejor del torneo.

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Aunque Nacional contaba con figuras de la talla de Armani, Henríquez, Bocanegra, Cardona y Duque, el encargado de cambiar la historia fue un actor de reparto que vino desde el banco: Jhon Valoy.

Nacional había perdido 1-0 en la ida y, como es costumbre, en la vuelta, su hinchada se puso el traje épico para buscar la remontada en el Atanasio.

El caso es que, ya en minutos de reposición, después de un trámite favorable a Nacional y un resultado que en ese momento le daba el título a Junior (1-1) ocurrió uno de esos milagros que hacen del fútbol el mejor deporte de todos.

Tiro de esquina a favor de Nacional, cobrado por Edwin Cardona y el destino dictaría que esa pelota cayera —casi sin buscarlo— en la testa de Jhon Valoy, héroe de la bocha que había ingresado minutos atrás por Farid Díaz.

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El tiempo pareció detenerse, así como el corazón de los más de 40 mil hinchas que colmaron las graderías del Atanasio y, ante la impávida mirada del arquero Viera, “hasta el polvo de las piolas se vino abajo”.

El resto es historia: Nacional ganaría la estrella por penales con un cabezazo que cambió la historia y se convirtió, hasta el día de hoy, en uno de los goles más gritados en la historia de estas tierras antioqueñas.

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De este modo agónico y dramático, los dirigidos por Juan Carlos Osorio consiguieron el tricampeonato y se consolidó en el único equipo en ganar tres títulos consecutivos, desde que iniciaron los torneos cortos.