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Lo que debía ser una noche de fiesta futbolera se transformó en una pesadilla para un hincha del Atlético Bucaramanga, que fue atacado en las afueras del estadio Metropolitano de Barranquilla. El lamentable hecho ocurrió la noche del lunes festivo, en medio de la euforia del partido entre Junior y Bucaramanga, un encuentro que acabó empañado por la violencia y el caos.
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El empresario Jonathan Daniel Castellanos Rojas, de 30 años, especialista en negocios internacionales y ferviente seguidor del club bumangués, fue víctima de una despiadada agresión a puñaladas, presuntamente cometida por barristas del Junior. El joven, quien se encontraba en la ciudad por motivos laborales, había decidido asistir al partido en compañía de su esposa y un amigo. Sin embargo, al acercarse a los alrededores del estadio, fue interceptado por un grupo de hombres que, al identificar su afiliación con el equipo visitante, lo atacaron sin piedad.
Según versiones de su madre, los agresores le propinaron al menos 10 heridas con arma blanca, dejándolo gravemente herido. De inmediato fue trasladado a la Clínica Muralla, donde permanece en estado crítico. Su familia exige justicia y clama a las autoridades por una investigación exhaustiva que conduzca a la judicialización de los responsables. “No más violencia en el fútbol”, expresó con impotencia su madre, al denunciar el ataque que ha conmocionado a la hinchada del Leopardo.





Como si lo anterior no fuera suficiente, el encuentro entre Junior y Bucaramanga también se vio interrumpido sobre el minuto 76 debido a una fuerte gresca en la tribuna occidental. Testigos afirman que la violencia estalló cuando aficionados locales detectaron la presencia de seguidores del Bucaramanga en las graderías, desatando un enfrentamiento que obligó a decenas de familias a buscar refugio en la zona de prensa. El partido, que iba empatado con goles de Faber Gil y Steven Rodríguez, tuvo que ser detenido temporalmente mientras las autoridades intentaban controlar la situación.
Este nuevo episodio pone en entredicho la seguridad en los estadios del país y revive el debate sobre la urgencia de tomar medidas contundentes para frenar el accionar de las barras violentas que, contaminan el espectáculo del fútbol colombiano.
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