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Este artículo fue curado por pulzo   Sep 12, 2025 - 10:34 pm
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El estadio El Campín de Bogotá será el escenario de un encuentro doblemente significativo para el fútbol colombiano: la final de la Liga Profesional Femenina entre Independiente Santa Fe y Deportivo Cali. Este duelo no solo revive una de las rivalidades más intensas del último lustro futbolístico del país, sino que también simboliza la consolidación y proyección del fútbol femenino a nivel nacional y regional. La presencia de estas dos escuadras en una nueva disputa por el título es reflejo de una competencia que avanza en aspectos deportivos, sociales y culturales, situando al deporte femenino en un lugar de creciente relevancia dentro del panorama deportivo nacional y sudamericano, como lo destaca la Dimayor en sus registros oficiales.

Santa Fe, en busca de su cuarta estrella, y Deportivo Cali, aspirando a igualar en títulos con su tercera consagración, proyectan una hegemonía que trasciende la cancha. En los últimos ocho años, este par de equipos ha disputado cinco finales, una cifra que evidencia un dominio poco común y una regularidad digna de pocos en la región, según datos de la Dimayor. La clasificación de ambos clubes a la próxima edición de la Copa Libertadores Femenina incrementa el atractivo de la final, subrayando el avance estratégico de las instituciones colombianas que consolidan su presencia a nivel internacional y alimentan la competitividad interna de la liga.

El fortalecimiento de la Liga Femenina se observa también en el plano organizativo. La inclusión del VAR, anunciada oficialmente por la Dimayor, representa un paso adelante en términos de tecnología y profesionalización, acercando las condiciones de las competiciones femeninas a las prácticas más avanzadas del fútbol internacional. La participación de árbitros con experiencia y la presencia activa de la Dimayor en la final son indicadores adicionales de un compromiso institucional por la equidad y la calidad deportiva.

Sin embargo, la realidad aún está marcada por desafíos. Las inversiones públicas y privadas son crecientes pero insuficientes, y la brecha respecto al fútbol masculino sigue palpable. Ejemplos como la nueva inversión en el equipo femenino del Once Caldas y la paulatina implementación de entradas pagas en partidos cruciales (según reporta El Espectador) muestran avances, pero evidencian también la necesidad de mayor financiamiento, infraestructura y visibilidad mediática para consolidar el progreso sostenido que requiere la disciplina.

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El contexto internacional refuerza esta mirada. Datos aportados por la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) posicionan a Colombia como una potencia emergente junto con Brasil y Argentina, países que también apuestan por el desarrollo de sus ligas femeninas. La próxima Copa Libertadores Femenina, a disputarse en Argentina, será el termómetro que medirá la evolución y la capacidad competitiva de los equipos nacionales frente al resto del continente.

Más allá del marcador o el trofeo en disputa, este ciclo de finales entre Santa Fe y Deportivo Cali transforma el fútbol femenino en una herramienta de cambio social. La competencia promueve modelos de liderazgo femenino, combate antiguos preconceptos y abre oportunidades a nuevas generaciones, de acuerdo con las reflexiones de la Fundación Gabo sobre la importancia de la cobertura ética y responsable en este tipo de eventos. Así, el fútbol femenino colombiano se consolida como motor de igualdad y orgullo colectivo, trascendiendo las fronteras del deporte tradicional.

¿Qué implica la implementación del VAR en la Liga Profesional Femenina?
El Video Assistant Referee (VAR), cuya inclusión fue confirmada por la Dimayor para esta final, significa un paso decisivo hacia la profesionalización de la Liga Femenina. Su presencia incorpora una herramienta tecnológica utilizada en los torneos más relevantes a nivel mundial, permitiendo una mayor rigurosidad en la toma de decisiones arbitrales y otorgando confianza a las jugadoras, entrenadores y público en general. Implementar el VAR, también como en competiciones masculinas, indica que la Liga Profesional Femenina recibe ahora una atención y un tratamiento organizativo necesarios para garantizar justicia y transparencia en el desarrollo del torneo.
Para equipos y afición, el uso de esta tecnología no solo nivela las condiciones de competencia, sino que envía un mensaje institucional acerca de la importancia de invertir en la igualdad de condiciones dentro del fútbol. Este avance representa no solo una herramienta de control, sino una muestra concreta del crecimiento y la seriedad con la que se asume el fútbol femenino en Colombia.

¿Cuál es el impacto social de la Liga Profesional Femenina en Colombia?
La Liga Profesional Femenina ha adquirido un alcance que trasciende lo meramente deportivo y se refleja en importantes cambios sociales y culturales. Al abrir espacios a mujeres en roles protagónicos dentro del fútbol, la Liga contribuye a derribar estereotipos de género, promoviendo liderazgos y referencias positivas para niñas y jóvenes en diferentes regiones del país. Además, la cobertura mediática responsable y la creciente organización institucional, aspectos subrayados por la Fundación Gabo, refuerzan la construcción de una sociedad más equitativa.
La visibilidad obtenida por jugadoras y clubes inspira aspiraciones, legitima el deporte femenino y estimula discusiones sobre el acceso, los derechos y el reconocimiento de las mujeres en otros ámbitos sociales. Así, la consolidación del fútbol femenino en Colombia impulsa transformaciones profundas que favorecen el desarrollo y la igualdad de oportunidades a largo plazo.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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