Desde hace varios años se ha rumorado que en el fútbol colombiano existieron amaños de partidos, sobre todo en la época de los años 80 y 90, cuando el narcotráfico tenía gran influencia en sectores políticos y empresariales.

Aunque no se tiene certeza sobre si esa situación sigue ocurriendo, hay quienes señalan que algunos juegos son arreglados por temas de apuestas, entre otros.

Uno de los casos más recientes que causó gran controversia fue el del partido entre Llaneros y Unión Magdalena, que terminó por darle el ascenso al equipo costeño, pues un gol al último minuto del partido dejó al descubierto una sospechosa situación que fue repudiada a nivel mundial.

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Qué hacían los árbitros para avisar que todo estaba arreglado

Sea cual sea la realidad del balompié nacional, hace años sí salieron a la luz casos en los que los árbitros recibían altas sumas de dinero por favorecer a ciertos equipos en sus juegos. De hecho, ellos mismos habrían creado un lenguaje de señas para indicar si el partido estaba o no amañado.

Así lo dio a conocer el periodista Felipe Zarruk Diazgranados, quien publicó una crónica que, según él, tuvo que guardar por más de 20 años. En el escrito, el comunicador explica que varios dirigentes estaban enterados de lo que ocurría y los árbitros se prestaban para dicha corrupción.

Zarruk menciona que Álvaro González Alzate, quien es uno de los hombres con más poder en la dirigencia del balompié nacional, había montado un plan llamado ‘Operación NASAR’ (No a sobornos arbitrales) del cual hicieron parte varios referís en su momento.

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Las señales eran claras, pues solo así entendían si los sobornos estaban completos o no, o si aún estaban pendientes los pagos.

“Salían a la cancha y cuando se alineaban con los equipos para los actos protocolarios, pivoteaban el balón dos veces, eso significaba que todo estaba bien.  Si lo hacían tres veces significaba que el dinero del soborno estaba incompleto.  Si dejaban caer una banderola era que uno de los tres árbitros no había recibido la paga”, menciona el periodista.

Esto, según él, se lo confesó hace años el exárbitro Milton Ochoa al periodista Hermes Díaz.