El Espectador es el periódico más antiguo del país, fundado el 22 de marzo de 1887 y, bajo la dirección de Fidel Cano, es considerado uno de los periódicos más serios y profesionales por su independencia, credibilidad y objetividad.
El hurto de vehículos continúa siendo uno de los delitos que más preocupa a los habitantes de la capital. De acuerdo con cifras recopiladas hasta el 15 de diciembre, este año se han presentado 3.140 denuncias por robo de automotores, lo que representa una disminución del 22 % en comparación con periodos anteriores, según información difundida por la Secretaría de Seguridad y publicada por El Espectador. A pesar de la reducción estadística, el fenómeno sigue afectando la percepción de seguridad y exige esfuerzos constantes de las autoridades para contenerlo.
El equipo de Asistencia Integral a la Denuncia (AIDE) de la Secretaría de Seguridad ha identificado patrones recurrentes en la comisión de estos delitos. Uno de ellos es el “hurto por oportunidad”, donde los delincuentes escogen zonas con poca iluminación, ausencia de vigilancia y cercanía a corredores viales, factores que les permiten escapar rápidamente. En esta modalidad, los ladrones esperan a que la víctima estacione el vehículo en la vía pública, manipulan cerraduras o sistemas de seguridad básicos, y en ocasiones disponen de un vehículo para apoyo en la huida.
Otra modalidad observada es el “hurto de vehículos por atraco”, que generalmente sucede con el automóvil en movimiento. En este caso, se informa que al menos dos personas armadas interceptan a la víctima al llegar o salir de su domicilio o lugar de trabajo. Escogen vías secundarias, poco transitadas y oscuras, pero siempre cerca de avenidas principales para favorecer la fuga. Tras intimidar y obligar a entregar el vehículo, suelen abandonarlo inicialmente en sitios apartados para evadir la localización policial y solo proceden a desmantelarlo cuando están seguros de que carece de sistemas de rastreo.
En ambas formas de hurto, la extorsión posterior emerge como una característica habitual: los responsables contactan a los afectados por aplicaciones de mensajería o redes sociales, ofreciendo la devolución del vehículo a cambio de dinero y presentando pruebas visuales como fotografías o videos del automotor.
El análisis minucioso del comportamiento de los delincuentes ha permitido el fortalecimiento de la respuesta institucional, con acciones coordinadas entre la Secretaría de Seguridad, la Policía y la Fiscalía. De acuerdo con El Espectador, estas estrategias han dado como resultado la recuperación de 1.020 vehículos y 1.322 motocicletas, así como la captura de unas 500 personas vinculadas a estos delitos en la capital.
Una de las operaciones más destacadas fue el reciente desmantelamiento de la organización conocida como “Los Pumas”, identificado como un grupo dedicado al hurto de vehículos de alta gama y automóviles vinculados a plataformas de transporte. Tras dos años de investigaciones de la Policía Metropolitana de Bogotá, se logró la captura de varios integrantes, a quienes se le atribuyen por lo menos 21 denuncias formales y un perjuicio económico que alcanza los COP 2.450 millones. Dentro de la estructura criminal, se identificaron roles específicos: desde quienes solicitaban los servicios por aplicación hasta aquellos encargados de intimidar a conductores y los que guardaban los automotores hurtados en garajes o estacionamientos de centros comerciales.
El caso también llama la atención por la reincidencia de algunos de sus miembros, como alias “Celeita”, quien a pesar de tener detención domiciliaria vigente por hurto, seguía vinculado a la banda. De los detenidos, nueve recibieron medida de aseguramiento carcelaria y los restantes, prisión domiciliaria, en una muestra del empeño institucional por combatir estos delitos.
¿Qué medidas adicionales pueden tomar los propietarios de vehículos para reducir el riesgo de ser víctimas de hurto?
La inquietud sobre cómo protegerse frente al hurto de vehículos es recurrente entre los ciudadanos, especialmente ante las sofisticadas y violentas modalidades que han sido documentadas por las autoridades y medios como El Espectador. Las víctimas suelen enfrentarse a situaciones de alta vulnerabilidad, tanto por la sorpresa del momento como por el uso de mecanismos intimidatorios por parte de los delincuentes.
Este tema es relevante porque, aunque el trabajo institucional ha permitido capturas y desarticulaciones importantes, la mejora de condiciones de seguridad personal y la adopción de medidas preventivas resultan decisivas. Comprender las estrategias criminales y fortalecer los mecanismos de autocuidado contribuye a disminuir la exposición al delito y, a su vez, a reforzar el sentido de comunidad y denuncia oportuna.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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