Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por pulzo   Dic 15, 2025 - 6:12 am
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La ciudad de Bogotá enfrenta una crisis visible en la acumulación de residuos sólidos, evidenciada por las bolsas de basura que ocupan esquinas y avenidas, fenómeno que se hace más notorio durante las festividades de diciembre. Este incremento no solo responde a patrones estacionales, sino que señala una tendencia preocupante: la capital está cerca de alcanzar su nivel histórico más alto en la producción de desechos. De acuerdo con un informe reciente del consorcio responsable del manejo del Relleno Sanitario Doña Juana, la cantidad diaria de basura generada en la ciudad ha aumentado de manera sostenida, lo que intensifica tanto la incertidumbre como las críticas a la gestión de residuos municipales liderada por el alcalde Carlos Fernando Galán.

Los datos presentados por el operador del relleno permiten dimensionar el reto. En 2023, Bogotá produjo 2.186.891 toneladas de residuos, con una media diaria de 5.991 toneladas. Esta cifra creció en 2024, cuando se reportaron 2.225.256 toneladas y un promedio diario de 6.162 toneladas. Lo más alarmante es que en el transcurso de 2025 ya se han registrado 1.924.665 toneladas, elevando el promedio diario a 6.331 toneladas, el máximo histórico para la ciudad según el mismo informe. Estos números reflejan que a pesar de los esfuerzos en campañas de reciclaje y economía circular promovidos desde distintas instancias, aún existen desafíos estructurales relacionados con infraestructura y cambios en la cultura ciudadana.

La Gerente del Relleno Sanitario Doña Juana, Andrea Pérez Cadavid, ha subrayado la importancia de fortalecer la educación ambiental y de habilitar más puntos para la recolección de residuos especiales. Además, resalta la necesidad de incentivar la participación activa de la comunidad en el manejo adecuado de los desechos. Según Pérez Cadavid, “el reto no solo está en manejar más residuos, sino en hacerlo mejor”, enfatizando que cada acción individual cuenta en la meta de construir una ciudad más limpia y sostenible.

El desafío va más allá del volumen; ciertos residuos requieren un manejo especializado. Los metales pesados presentes en pilas, baterías, bombillas, lámparas fluorescentes y dispositivos electrónicos, pueden liberar elementos como mercurio y plomo, lo que complica la gestión de lixiviados –los líquidos producidos por la descomposición de la basura– y exige controles más estrictos.

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Por otra parte, los residuos sanitarios generados en hospitales y hogares –como guantes, jeringas, gasas o medicamentos vencidos– deben mantenerse separados para evitar alteraciones en el sistema del relleno sanitario, ya que su resistencia a la degradación puede modificar negativamente los procesos biológicos naturales y afectar tanto el ambiente como la salud pública. De allí la insistencia en que evitar el ingreso de estos materiales al relleno sea una responsabilidad compartida entre autoridades y ciudadanía.

La urgencia en la gestión de basuras se intensifica porque, además de los volúmenes sin precedentes, el modelo actual de recolección por zonas está por finalizar. Los contratos vigentes en las cinco áreas de servicio exclusivo del distrito deberán renovarse o reformularse el próximo año, lo que obliga a la ciudad a replantear cómo enfrentará el manejo de residuos para garantizar sostenibilidad y sanidad urbana a futuro, según lo informado por el consorcio y El Espectador.

¿Qué significa el término "lixiviados" en el contexto de los rellenos sanitarios?

Esta pregunta cobra especial relevancia porque la adecuada gestión de los residuos peligrosos citados, como baterías y residuos hospitalarios, depende de comprender cómo afectan la composición química de los lixiviados en el Relleno Sanitario Doña Juana. Los lixiviados son líquidos que se forman a partir del contacto del agua con los residuos depositados, arrastrando consigo sustancias tóxicas y contaminantes.

Una mala separación y disposición de estos desechos puede agravar la toxicidad de los lixiviados, lo que exigiría sistemas de tratamiento más complejos para proteger suelos y fuentes de agua. Por ello, la educación ambiental y la participación ciudadana son clave para mejorar este proceso en Bogotá, conforme han señalado las fuentes consultadas del consorcio y la Gerencia del relleno Doña Juana.


* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.

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