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Los Centros de Felicidad (CEFE) se han consolidado como piezas clave para el bienestar de numerosas familias dentro de la estrategia “Bogotá, mi Ciudad, mi Casa”. Estos espacios, ubicados en zonas de alta vulnerabilidad social, tienen la misión de mejorar las condiciones de vida de los habitantes y fortalecer la cohesión urbana. Con el fin de garantizar que su impacto social se mantenga y evolucione, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte (IDRD) presentó recientemente los resultados de una consultoría desarrollada en alianza con la Empresa de Renovación y Desarrollo Urbano de Bogotá (RenoBo). Este análisis trazó una hoja de ruta para asegurar la sostenibilidad y gestión territorial adecuada de los CEFE, teniendo en cuenta las realidades cambiantes y necesidades de la capital.
El estudio se centró en los centros El Tunal, San Cristóbal, Cometas y Fontanar del Río. A través de esta evaluación, se identificaron diversos retos que enfrenta su operación. Si bien los CEFE sostienen una función esencial en poblaciones con mayores carencias, también se evidenció la importancia de replantear los mecanismos de gestión y sostenibilidad, de manera que estos espacios puedan responder eficazmente a las demandas comunitarias y garantizar su funcionamiento autónomo, preservando su finalidad para el bien público y social.
La consultoría propuso un modelo fundamentado en tres ejes: administración cercana a la comunidad, fomentando la toma de decisiones participativas; oferta diversificada y ajustada a las características de cada territorio; así como una planeación financiera estratégica que permita anticipar costos e ingresos bajo distintos escenarios. Este enfoque tiene como objetivo principal blindar la sostenibilidad a mediano y largo plazo de los CEFE, sin renunciar al acceso y la calidad de su oferta social.
Uno de los hallazgos más notorios del estudio es la distribución de los gastos. El mantenimiento demanda el 60 % del presupuesto operativo, especialmente por el cuidado de las piscinas; un 25 % se dedica a servicios públicos, donde el costo de la energía ha registrado aumentos de hasta el 40 %. Otros gastos considerables incluyen vigilancia, limpieza, materiales y gestión de actividades comunitarias sensiblemente valiosas para la integración barrial.
Al analizar estos datos, se observa la necesidad de optimizar el uso de los recursos e implementar estrategias que permitan fortalecer la sostenibilidad económica de los centros. Se recomendó monitorear los costos, aplicar indicadores de operación según el uso real de los espacios, establecer políticas diferenciadas de costos para cada centro y buscar economías de escala en la gestión entre los mismos CEFE.
El director del IDRD, Daniel García Cañón, enfatizó que la sostenibilidad financiera es un eje prioritario para la administración actual. Según señaló, es indispensable no solo conservar la infraestructura física sino garantizar que los Centros de Felicidad sigan siendo públicos, inclusivos y capaces de incidir positivamente en la vida de la comunidad en el tiempo. Los lineamientos ofrecidos por la consultoría con RenoBo son percibidos como una herramienta clara para articular la gestión local y asegurar recursos pertinentes.
Con este fundamento, el Instituto Distrital de Recreación y Deporte inició la puesta en marcha de herramientas de gestión territorial, mecanismos de gobernanza local y estrategias financieras que permitan operar los CEFE bajo principios de calidad, acceso continuo y equidad. Así se pretende afianzar estos centros como nodos urbanos que contribuyan a una Bogotá más sana, activa y resiliente, donde la recreación y la interacción comunitaria sean prácticas accesibles y sostenibles para toda la ciudadanía.
¿Qué significa sostenibilidad financiera en el contexto de los Centros de Felicidad?
Esta pregunta es fundamental para comprender cómo se pueden mantener estos espacios abiertos y en funcionamiento, especialmente en zonas de alta vulnerabilidad donde la demanda social es significativa y los recursos muchas veces limitados. El concepto de sostenibilidad financiera, expuesto en el estudio desarrollado por el IDRD y RenoBo, implica que los CEFE sean capaces de generar —o en su defecto, gestionar— ingresos y administrar egresos de manera responsable.
Esto abarca no solo la identificación y priorización de los gastos operativos más relevantes, como mantenimiento y servicios públicos, sino también el desarrollo de herramientas y políticas que permitan asegurar la viabilidad de los centros en el futuro. Así, la sostenibilidad financiera en los CEFE significa garantizar que estos espacios puedan seguir cumpliendo su misión social sin comprometer su calidad ni el acceso para las familias que más lo necesitan.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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