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La reciente proyección de Her Heart Beats in Its Cage (Su corazón late en una jaula) en el Festival de Cine de San Sebastián ha puesto en primer plano una dura realidad: la violencia de género y su impacto en la sociedad china. Dirigida por Qin Xiaoyu y protagonizada por Zhao Xiaohong, quien encarna su propia historia al interpretar a una mujer que terminó en prisión tras matar a su esposo en defensa propia, la película va más allá del relato íntimo y se convierte en una denuncia que busca provocar reflexión y diálogo sobre un problema que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), afecta a millones de personas en el mundo cada año.
Zhao Xiaohong, que también es cantante y bailarina, confesó durante la rueda de prensa del festival la enorme carga emocional que supuso revivir en pantalla los acontecimientos que cambiaron su vida. Para Zhao, el reencuentro con su hijo Lele—quien aparece en la película haciendo de sí mismo tras diez años de distancia y cuidados bajo la abuela paterna—resultó particularmente doloroso, debido a la frialdad y el resentimiento iniciales presentes en su relación, según informó el propio festival. Qin Xiaoyu, el director, explicó que este proceso no solo sirvió para crear una obra cinematográfica, sino también para propiciar una reconstrucción familiar: el arte emergió como un catalizador capaz de ayudar a sanar heridas profundas, confirmando su potencial terapéutico en casos de trauma severo.
En el contexto de China, la película revela también el fuerte estigma que pesa sobre la salud mental. Zhao señaló que la terapia psicológica sigue sin estar normalizada y el acceso a servicios adecuados en casos de violencia de género todavía es muy limitado. La OMS estima que menos del 10% de las víctimas en China recibe atención psicológica, lo que repercute negativamente en su salud mental y bienestar familiar a largo plazo. Así, la narrativa de Zhao no solo ilustra un drama penal o doméstico, sino que expone una urgente necesidad de atención psicosocial que permanece insatisfecha para miles de mujeres.
De acuerdo con ONU Mujeres, una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido alguna manifestación de violencia machista, un patrón reflejado también en el caso chino. La exhibición internacional del filme busca incrementar la conciencia sobre la magnitud universal de las violencias de género, y motivar transformaciones en la manera en que las sociedades entienden y combaten estos problemas. Qin Xiaoyu ha remarcado que la cinta pretende ser “un espejo” especialmente dirigido a los hombres, para invitar a la autorreflexión y a la asunción de responsabilidades en torno a la violencia.




Desde la perspectiva artística, Qin eligió filmar las escenas carcelarias utilizando luz natural, enfatizando así el rigor y la crudeza del espacio carcelario y psíquico: una doble jaula tanto física como mental. Esto refuerza la metáfora del título de la obra y subraya cómo la violencia y la exclusión pueden limitar el potencial de reconstrucción personal y familiar de quienes la sufren. El documental, al mezclar la experiencia testimonial y la crítica social, contribuye a una tendencia internacional de cine autobiográfico que busca propulsar el debate y las políticas públicas efectivas en materia de derechos humanos y salud mental.
¿Qué significa “violencia de género” en el contexto de China?
La pregunta surge porque el término “violencia de género” abarca distintas formas de maltrato, incluidas la violencia física, psicológica y económica, y en cada cultura se manifiestan y se afrontan de manera diferente. En el contexto chino, como señala la OMS y la película discutida, subsisten retos particulares como el bajo acceso a servicios de apoyo y la persistencia de estigmas que dificultan la visibilidad y la atención de los casos, lo que limita la rehabilitación de las víctimas y la consciencia colectiva sobre la magnitud de este problema social.
Desentrañar el significado y el alcance de la violencia de género en China es relevante para comprender cómo los factores culturales, legales y sanitarios afectan el modo en que las víctimas buscan justicia y reconstrucción. La experiencia de Zhao, tanto en la vida real como en la pantalla, pone de relieve estas dificultades y ayuda a visibilizar una problemática que trasciende fronteras, llamando la atención sobre la importancia de respuestas integrales e inclusivas.
¿Qué rol puede ocupar el cine en la transformación social frente a la violencia machista?
Esta cuestión cobra sentido a partir del ejemplo de Her Heart Beats in Its Cage, donde la dimensión autobiográfica y la colaboración entre los protagonistas reales contribuyen a hacer visible un problema generalmente silenciado. El cine, en tanto vehículo artístico y testimonial, permite acercar al público experiencias ajenas y generar empatía, además de estimular el debate colectivo y la formulación de políticas públicas, como queda patente con el estreno internacional del filme.
Explorar el aporte del cine en la lucha contra la violencia machista resulta esencial para comprender cómo los relatos visuales pueden movilizar a las sociedades, ejercer presión sobre los tomadores de decisiones y ofrecer representaciones honestas y complejas de quienes han sobrevivido al maltrato. El trabajo de Qin y Zhao sugiere que el arte tiene potencial tanto para acompañar a las víctimas en su proceso de sanación como para promover cambios estructurales en las comunidades.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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