Una mayoría simple de 53 Estados de la Comisión de Estupefacientes, el órgano Ejecutivo de la ONU dedicado a políticas de drogas, decidió retirar el cannabis y su resina de la Lista IV de la Convención sobre drogas de 1961.

En ese convenio, el cannabis estaba hasta ahora clasificado en las listas I y IV, esta última reservada a las drogas más peligrosas y bajo control más estricto, a las que se otorga escaso valor médico (como la heroína).

El consumo con fines recreativos seguirá prohibido en la normativa internacional, al continuar en la Lista I, junto a sustancias bajo control pero con propiedades terapéuticas, como la morfina.

Colombia apoyó el cambio, con base en un concepto de la OMS

Todos los Estados de la Unión Europea (UE), con excepción de Hungría, además de Colombia y un buen número de países de América como Argentina, Canadá, Estados Unidos, México, Uruguay y Ecuador, han sumado una mayoría simple de veintisiete votos para aprobar el cambio.

Del otro lado la mayoría fueron países de Asia y África, con notables excepciones como la India o Marruecos. En total, veinticinco votos en contra y una abstención, la de Ucrania.

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La votación se produjo casi dos años después de un dictamen de la OMS que reconocía la utilidad médica del cannabis y recomendaba su retirada de la Lista IV y mantenerlo en la I.

La recomendación adoptada este miércoles se basa en el primer estudio crítico de la OMS sobre cannabis, la droga más popular del mundo, con unos 200 millones de consumidores, según estimaciones de la ONU.

Sin consumo recreacional, la ciencia es la principal beneficiada por el cannabis medicinal

Este cambio facilitará la investigación con cannabis, que cuenta con principios activos que han mostrado resultados prometedores en el tratamiento ante algunos efectos del parkinson, la esclerosis, la epilepsia, el dolor crónico o incluso el cáncer.

Hasta ahora, la investigación médica con cannabis era posible de forma limitada, ya que la inclusión en la Lista IV actuaba como freno debido a las restricciones y la inseguridad jurídica por los diferentes criterios aplicados en cada país.

Alrededor de cincuenta países han puesto en marcha programas de cannabis medicinal y esta decisión de Naciones Unidas impulsará ese tipo de políticas, así como una mayor investigación sobre las propiedades curativas de la planta.

“Esto dará un nuevo impulso al cannabis medicinal. Y en aquellos países que siguen de cerca o incluso adoptan automáticamente la posición de la ONU en su legislación nacional es probable que conduzca a un mayor acceso al cannabis para la investigación”, explicó a Efe Martin Jelsma, analista del laboratorio de ideas Transnational Institute.

La clasificación del cannabis hasta ahora vigente se basaba en informes de los años 50, cuyas conclusiones científicas han quedado desfasadas y que mostraban “actitudes racistas y coloniales”, explicó Jelsma, que considera que la OMS debería revisar también las propiedades de la hoja de coca.