Los investigadores registraron a hombres y mujeres que llevaban juntos por 6 meses o más. Ellos debían bañarse usando productos sin fragancia, colocarse una camiseta blanca, aplicarse un desodorante sin olor y usarla por 24 horas.

Además, los hombres evitaron los perfumes, no fumaron y tampoco consumieron alimentos que tuvieran algún picante. Al final, congelaron las prendas para evitar cualquier agente externo.

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Mientras tanto, ellas fueron sometidas a un momento estresante: las entrevistaron como si fuesen a presentar una prueba laboral (tenían hasta matemáticas), les preguntaron si se sentían presionadas y midieron los niveles de cortisol (hormona del estrés).

Luego, pasaron a un ambiente más relajado; allí les pasaron para que olieran 3 tipos de camisetas: la de su pareja, la de un extraño y una nueva que fue lavada con un jabón sin aroma, detalló el documento.

Con lo anterior, encontraron que cuando inhalaron el aroma de la de su pareja, los niveles de estrés se redujeron significativamente; incluso, hubo muchas que lograron identificar cuál era la de su pareja.

Pese a que los datos se obtuvieron de las mujeres, Marlise Hofer, cabeza del estudio, aseguró que existe un vínculo muy importante entre el aroma y la emoción, así que podrían obtenerse resultados similares en los hombres.