La idea de que los matrimonios que tienen una hija primogénita se desestabilizan viene de tiempos ancestrales, pues para los esposos era más importante tener un varón, que siguiera con su legado, y se veía a la mujer como el sexo débil.

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Lo cierto es que, aunque los tiempos han cambiado significativamente, la investigación hecha por Jan Kabátek, de la Universidad de Melbourne (Australia), y David Ribar, de la Universidad Estatal de Georgia, que fue publicada por The Economist, cambia la visión entre el efecto primogénita y el divorcio.

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Aunque algunos estudios hechos en 1980 encontraron que los matrimonios que tenían a una primogénita eran más propensos a separarse, la nueva información mostró que el hecho de que sea mujer sí afecta, pero no en sus primeros años de edad.

Parejas que tienen hijas se separan más

Los hallazgos publicados por el medio arrojaron que el “efecto niña” en los matrimonios surge cuando ella rodea los 12 años, es decir, cuando empieza su etapa de adolescencia

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Todo indica que los problemas del matrimonio aumentan cuando los hijos son más grandes y esto se debería a lo complicado que se vuelve educarlos; las parejas que tienen varones poseen un 20, 12 % de posibilidades de decirse adiós, mientras que con las mujeres incrementan al 20, 48 %.

Además, mientras que la educación de los hombres suelen ser más sencilla, la crianza de las hijas se vuelve tensionante y hasta sobreprotectora por parte de los padres, pues evalúan desde su forma de vestir hasta sus compañías.

En el estudio también encontraron que los hombres que tuvieron hermanas eran menos propensos al divorcio, esto se debería a que son más receptivos a las problemáticas femeninas y su empatía es un punto a su favor.