En la Escuela La Nubia, ubicada en Salento, un grupo de niños experimentó una jornada educativa diferente y enriquecedora, donde el aula se transformó en un fragmento del páramo de Chilí. Esta experiencia formó parte de una iniciativa sensorial orientada a crear conciencia ambiental en la primera infancia, apoyada en la integración del arte, la ciencia y las emociones. Según información de Crónica del Quindío, la vivencia consistió en reproducir un ecosistema de alta montaña dentro del salón de clases, permitiendo a los estudiantes aproximarse de manera lúdica y vivencial al entorno natural que los rodea.
La Fundación NeoSentidos, liderada por el biólogo Juan Pablo Ruiz Rojas, encabeza este proyecto educativo. Ruiz Rojas explicó que el objetivo es lograr que los niños aprendan sobre la naturaleza utilizando sus cinco sentidos, convencido de que este enfoque potencia una conexión emocional y contribuye a que el aprendizaje sea más significativo y duradero. La propuesta nació y se consolidó con la participación de otros biólogos del Quindío, comprometidos con la educación ambiental sensible y emotiva.
Durante el desarrollo del proyecto piloto, que tuvo lugar en la institución rural, se contó con el respaldo de la Universidad del Quindío. A través de colecciones biológicas que los niños podían tocar y observar, recorridos por infografías, exposiciones fotográficas y un ambiente inmersivo con niebla artificial y sonidos del bosque, los pequeños lograron experimentar el ecosistema del páramo de Chilí. Las proyecciones audiovisuales, cuidadosamente seleccionadas, completaron el ejercicio sensorial y aseguraron que el aprendizaje fuera tanto racional como emocional.
Una de las huellas tangibles de la iniciativa quedó plasmada en el exterior del aula: un mural, testimonio del día en que, simbólicamente, el páramo visitó la escuela. Este mural pretende consolidar en la memoria colectiva la vivencia educativa y motivar a futuras generaciones hacia la preservación ambiental.
Más allá de lo artístico y emocional, la Fundación NeoSentidos está interesada en evaluar si este método tiene un verdadero impacto en la percepción y el aprendizaje de los estudiantes y si puede extenderse a otras escuelas de la región. Ruiz Rojas afirmó que buscan medir cambios en el conocimiento y la actitud de los niños hacia el cuidado del páramo, reconociendo la necesidad de replicar modelos efectivos en diversas instituciones educativas del Quindío.
El entusiasmo desatado por el proyecto ha llamado la atención del sector privado. Apoyos de entidades como Ancestral Organics, Esto Es Quindío, una marca de ropa local y Comfenalco Quindío han hecho posible la implementación de esta experiencia, demostrando el potencial de la colaboración entre comunidad, academia y empresas para fomentar transformaciones profundas en la cultura ambiental.
Con la vista puesta en el futuro, la Fundación NeoSentidos planea expandir el programa el próximo año a seis escuelas rurales en municipios como Salento, Pijao, Córdoba y Génova. Su objetivo es fortalecer el liderazgo ambiental de los niños, complementando la enseñanza con materiales científicos, siembras participativas, huertas caseras y recursos didácticos. Ruiz enfatizó la importancia de acompañar a los estudiantes en la consolidación de su vínculo con la naturaleza y en el desarrollo de habilidades como la observación, la curiosidad y la ternura por la tierra.
A pesar de los recursos limitados, el equipo de NeoSentidos apuesta a una educación ambiental que vaya más allá del aula tradicional. Su meta es que cada experiencia deje una marca emocional perdurable, impulsando cambios de actitud y una relación más armónica con el entorno.
¿Por qué es relevante la educación ambiental basada en las emociones y el arte para la formación de los niños?
El interés por implementar una educación ambiental centrada en el arte y las emociones surge de la necesidad de ofrecer propuestas vivenciales que conecten al estudiante de manera profunda con su entorno. Según las experiencias recogidas en la Escuela La Nubia y reportadas por Crónica del Quindío, activar los sentidos y estimular la creatividad durante el aprendizaje contribuye a que los niños internalicen la importancia del cuidado ambiental.
Este enfoque no solo transmite conocimientos científicos, sino que busca arraigar valores y actitudes positivas hacia la protección de los ecosistemas. Los defensores del método consideran que cultivar la empatía y el amor por la naturaleza desde la infancia es fundamental para formar ciudadanos conscientes y responsables con su entorno, como lo ejemplifica la labor de la Fundación NeoSentidos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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