
Dormir bien no solo es importante para tener energía o buen humor al día siguiente: también podría ser una de las claves para proteger la salud del cerebro y reducir el riesgo de desarrollar Alzheimer, de acuerdo con varios estudios recientes respaldados por la Universidad de Harvard.
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Investigaciones publicadas por Harvard Health Publishing y la Harvard Gazette han encontrado una relación significativa entre la falta de sueño y el desarrollo de demencias en adultos mayores.
Aunque los científicos aclaran que aún no se puede afirmar que dormir poco cause directamente Alzheimer, los datos sugieren que un descanso insuficiente puede aumentar las probabilidades de sufrir deterioro cognitivo con el paso de los años.




Uno de los estudios más citados, publicado por la Harvard Gazette en 2021, analizó los hábitos de sueño de más de 2.800 adultos mayores de 65 años en Estados Unidos. Los resultados fueron contundentes: aquellos que dormían cinco horas o menos por noche tenían casi el doble de riesgo de desarrollar demencia en comparación con quienes dormían entre siete y ocho horas.
“El sueño es fundamental para la salud del cerebro. Las personas que duermen poco tienden a tener más acumulación de beta amiloide y tau, proteínas asociadas con el Alzheimer”, explicó en ese momento Rebecca Robbins, investigadora de la Escuela de Medicina de Harvard y una de las autoras del estudio.
Según los expertos, dormir menos no solo afecta la memoria y la concentración a corto plazo, sino que también altera procesos biológicos esenciales para la “limpieza” del cerebro durante la noche.
¿Qué pasa con el cerebro mientras se duerme?
Durante las fases de sueño profundo, el cuerpo activa un sistema llamado “glinfático”, encargado de eliminar desechos y toxinas del cerebro, incluyendo la proteína beta amiloide.
“Dormir permite al cerebro eliminar los subproductos de su actividad diaria. Si el sueño se interrumpe o es insuficiente, ese proceso se ve afectado, lo que podría contribuir a la acumulación de proteínas relacionadas con el Alzheimer”, explica un artículo de Harvard Health Publishing.
En otras palabras, mientras se duerme el cerebro “se limpia”. Cuando el sueño es corto o de mala calidad, ese mecanismo no alcanza a completarse, y con el tiempo podrían acumularse sustancias tóxicas que dañan las neuronas.
Dormir poco a los 50 o 60 años también eleva el riesgo
Otro estudio citado por Harvard, publicado en la revista científica Nature Communications, siguió durante 25 años a casi 8.000 personas de entre 50 y 70 años. Los investigadores hallaron que quienes dormían seis horas o menos por noche de manera habitual a esas edades tenían un 30 % más de riesgo de desarrollar demencia en la vejez, en comparación con quienes dormían alrededor de siete horas.
Estos resultados refuerzan la idea de que no solo importa cuánto se duerme en la vejez, sino también los hábitos de sueño que se mantienen desde la mediana edad. Según los científicos, cuidar el sueño desde los 40 o 50 años podría ser una medida preventiva contra el deterioro cognitivo.
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