Este análisis permitió establecer que, para las infecciones con la variante Delta (una carga viral alta), una persona que haya recibido su segunda dosis de Pfizer un mes antes estaba un 90 % más protegida, que una persona no vacunada. Este porcentaje baja al 85 % dos meses después y al 78 % tres meses después. 

Paralelamente, las personas que recibieron las dos inyecciones de AstraZeneca están protegidas en un 67 %, un mes después, 65 % dos meses después y 61 % tres meses después.

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Después de cuatro o cinco meses, el nivel de protección que ofrecen las dos vacunas es similar, según este estudio de Oxford, que aún está sin validar. 

El doctor Koen Pouwels, que participó en el estudio, insistió en que pese “a la ligera baja del nivel de protección”, “la eficacia global (de las dos vacunas) sigue siendo muy elevada”. 

El estudio coincide con la noticia de que varios países, entre ellos el Reino Unido, prevén lanzar una campaña para inyectar una tercera dosis de la vacuna. 

El pasado 14 de agosto, un estudio reducido (de 24 personas) en Estados Unidos, comprobó una eficacia de hasta 96 % de la vacuna de Moderna contra la variante Delta del COVID-19. 

Ese análisis del Instituto Nacional de Salud de ese país (NIH) reveló que la vacuna fabricada en Massachusetts mantendría su eficacia para evitar el contagio con altas cargas virales. 

“El 96 % de las muestras tenían una respuesta completa de anticuerpos contra la variante Delta”, detalla el estudio del NIH divulgado por la revista científica Science, creada en 1880 por la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia. 

Estos estudios, replicados masivamente por los medios estadounidenses, son destacados por el NIH como “alentadores”, a pesar de tomar una muestra poblacional muy reducida.